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La publicación está editada por la Consejería de Turismo y Patrimonio de la Junta de Andalucía, y el área de Turismo del Ayuntamiento de Rute
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Junto a imágenes de la restauración de la atalaya y el recinto amurallado, se acompañan los testimonios del cronista de la villa, el arqueólogo y el arquitecto del proyecto
A mediados de 2019 se daban los primeros pasos para un ambicioso proyecto de rehabilitación del Canuto. Se ponía en marcha por iniciativa del área de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento, a cuyo frente estaba en aquel momento la concejala Ana Lazo. Para ello, se contó con una subvención de la Diputación de Córdoba. En noviembre de ese año, la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de la Junta daba el visto bueno al proyecto para la consolidación de la torre vigía. Es una de las tres edificaciones que en Rute tienen la catalogación de Bien de Interés Cultural (BIC), junto a los restos de la fortaleza amurallada de Rute Viejo y el Castillo de Zambra.
La distinción como BIC la otorga la Junta de Andalucía, que a partir de ese momento tiene la última palabra en cada actuación que se haga en el monumento en cuestión. La autorización para comenzar el proceso de consolidación de la atalaya se materializaba en marzo de 2020, con una primera fase que se prolongó durante dos meses. En septiembre arrancaría la segunda fase, que se extendió hasta fin de año. Sin embargo, los trabajos hicieron aflorar un recinto amurallado circundante
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Se trataba, según explicó el arquitecto José Manuel Reyes, de una fortificación nazarí de planta cuadrangular con una superficie aproximada de diez por diez metros. El recinto también fue restaurado como parte de este ambicioso proyecto que culminaba en abril de este año con la iluminación del Canuto. Eso sí, sólo se enciende dos horas al día, en unas condiciones muy concretas, marcadas por la Junta, al hallarse en pleno parque natural.
Todo ese recorrido de tres años se puede ver ahora en un vídeo explicativo, editado por la Consejería de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local de la Junta y el área de Turismo del Ayuntamiento. El documental se estructura en tres partes, ilustradas con imágenes explicativas y otros tantos testimonios. Quienes intervienen son Manuel García Iturriaga, Cronista Oficial de la Villa; Antonio Moreno, arqueólogo del proyecto; y el citado José Manuel Reyes, como director de las obras. El arquitecto califica la actuación que ha dirigido de “compleja” por el deterioro de la fortificación y por estar planificada para perdurar en el tiempo.
Iturriaga resume el momento histórico en que se edificaron la torre vigía y el recinto circundante, ligados, según explica, a la fortaleza de Rute Viejo. No se puede perder de vista la ubicación de la zona como territorio fronterizo del reino nazarí de Granada. En ese contexto, el Canuto habría constituido la “primera avanzadilla” para frenar a un posible invasor. Por ese mismo carácter limítrofe, desde la primera conquista, bajo reinado de Fernando III, hasta la definitiva, con Juan II de Castilla como rey, Rute cambia de manos varias veces.
Antonio Moreno confirma que cuando Fernando III conquista Córdoba establece una frontera en la zona sur, que conformarían pueblos como Rute y Zambra. Esa línea se mantendría desde 1241 hasta casi mediados del siglo XV, “con ciertas variaciones”. Precisamente, esa frontera “obliga” a tener unos lugares de vigilancia. Sería el caso de Rute Viejo. Eso sí, al tener la zona sur “oculta por la sierra” precisaría de una atalaya como el Canuto. En concreto, el arqueólogo data su construcción en 1347, gracias a una inscripción en el recinto. Tiene una estructura más compleja que otras torres vigías, con acceso a través de escaleras y preparado para hacer fuego y comunicarse por señales de humo. Según el arqueólogo, pese a que la fortificación estaba habilitada para residir dentro, el recinto no tenía una función defensiva sino sólo de vigilancia.