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Ciento ochenta corredores, tres locales, han participado en esta cita que se adjudicó el gallego Ángel Suárez, marcada por la dificultad del circuito
El entorno de Rute y en especial su Sierra se han reafirmado como uno de sus mayores valores. Nuestro pueblo ha cerrado septiembre con una cita deportiva al alcance de muy pocos: el Campeonato de España de Ciclismo DH. El emblemático Trofeo del Pavo se hizo con un hueco en la afición. Ahora, ha servido de base para un circuito de lo más exigente. Lo confirmaban los ciento ochenta corredores inscritos. Muchos lo han sufrido en sus carnes, con caídas y abandonos por un terreno que además estaba muy suelto. También han dado fe de esa complejidad, que en la primera parte sitúan a la altura de un Campeonato del Mundo, representantes de clubes de toda España y de las federaciones territoriales que se dieron cita en el Paseo del Fresno.
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Durante el fin de semana, el recinto ha parecido un enorme parque temático dedicado al ciclismo. Que el campeonato haya venido a Rute es fruto del trabajo de un año y medio del área de Deportes, dirigida por Mónica Caracuel. Ésta se ha coordinado con el personal técnico, la Federación y el club Bull-Bikes, a través de Francisco Caballero. Pero también ha ido de la mano de sus compañeros José Macías, como concejal de Medioambiente, y el alcalde Antonio Ruiz para lograr el respaldo de otras administraciones y competencias.
El recorrido comprendía dos kilómetros y medio, con cuatrocientos metros de desnivel. Partía del “Cerrillo de la Matanza” y bajaba por el Sendero del Hacho para rematar con un tramo del Trofeo del Pavo. Curiosamente, los tres primeros clasificados, que disputan el título mundial, coincidían en que la primera parte se adapta mejor a sus cualidades. Al término de la segunda y definitiva manga, el mejor tiempo correspondió al gallego Ángel Suárez, que bajó los dos mil quinientos metros del circuito en tres minutos, 18 segundos y 41 centésimas. Le siguieron el tinerfeño Edgar Carballo (3:19:47) y el catalán Álex Marín (3:24:88). Los dos primeros pertenecen a la categoría élite, mientras que Marín es aún sub-23. En cuanto a las chicas, la más rápida fue Telma Torregrosa (élite), seguida de Aina González (cadete) y Paloma Vargas (élite).
Dani Caballero, inmenso
Los tres corredores locales también sufrieron los rigores del trazado. Cristian Caracuel se quedó con la miel en los labios en los entrenamientos, donde un golpe en la mano le impidió correr el domingo. Por su parte, Álvaro Rodríguez cayó en la primera manga y tuvo que retirarse con un tobillo lesionado. En esa misma manga pinchó Daniel Caballero. Llegó al Fresno con la bicicleta al hombro y cara de circunstancias. Le tocaba salir abajo en la segunda manga y jugársela a una carta. Ahí Dani sacó el amor propio y el compromiso que le caracteriza cuando corre en casa, deseoso de agradar a los suyos.
El ruteño voló bajando por esa sierra que conoce al dedillo ante el “oh” generalizado de los espectadores. Desde donde estuvieran ubicados apenas podían verle unos segundos, y en ese instante contenían la respiración. Su estela hacía temer por su integridad, pero Dani alcanzó el Fresno en 3:31:26. Durante un rato lideró la clasificación, hasta que los cabezas de serie le situaron en un meritorio quinto puesto, tercero de su categoría. Un joven repartidor de bebida, que entrena en su tiempo libre, ha tuteado a profesionales cuyos patrocinadores les permiten vivir de esto. Tiene motivos para estar satisfecho.