Francisco Gutiérrez Rebollar extrapola a Rute sus vivencias como cofrade de la Vera Cruz

  • Natural de Osuna, pertenece a varias hermandades de esta localidad sevillana y ha sido el mantenedor de los XLII Juegos Florales


Galería Clausura de los XLII Juegos Florales de la Vera Cruz

El último fin de semana de abril ha traído la edición número 42 de los Juegos Florales, que anteceden a las Fiestas de Mayo de la Vera Cruz. La ermita del mismo nombre acogió el sábado el acto de clausura. Estuvo conducido por el presidente de la cofradía, Antonio Manuel García. Según expuso, este año se han presentado 226 poemas, escritos por el alumnado de Primaria y Secundaria, y algunos particulares. Antes de dar paso a los elegidos, se leyó uno de los no premiados, por su autora, Carmela Alcalá. En la categoría infantil, el tercer premio ha correspondido a David Torres Caballero; el segundo a Valeria Serrano Jiménez; y el primero, a Francisco Fernández Moreno. En cuanto a la categoría juvenil, Elsa Díaz Molina ha logrado el tercer premio; Vanesa Baena Écija, el segundo; Paqui Rodríguez Guerrero, el premio al poema más popular; y por último, Francisco Manuel Gómez Parejo ha obtenido el Premio Juego Floral.

  • El mantenedor estableció varias analogías entre las hermandades de la Vera Cruz y cómo se viven las Fiestas de Mayo en Rute y su Osuna natal

Cada autor leyó su poema, salvo Francisco Fernández, que no pudo asistir, y todos recibieron de manos de los representantes políticos y cofrades diferentes premios en metálico y lotes de libros. A continuación llegó el turno para el mantenedor de los Juegos Florales. En esta ocasión, el encargado ha sido Francisco Gutiérrez Rebollar, que fue presentado por su paisano Francisco Manuel Villar Serrato. Ambos son de Osuna y acudían por primera vez a Rute, pero no lo hicieron solos. Con ellos, vino un buen grupo de familiares y amigos venidos también del municipio sevillano.

Francisco Jesús García, tesorero de la cofradía, introdujo al presentador como persona del ámbito cofrade de Osuna. No en vano, es presidente de la hermandad de la Vera Cruz de dicha localidad. Villar presentó a su tocayo como alguien con un corazón “grande y noble”. Jardinero de profesión, “Curro”, como llaman en su pueblo natal al mantenedor, es, en palabras del presentador, “un amigo que intenta no defraudar”. Ha sido miembro de varias hermandades de Osuna y pregonero en más de una ocasión.

El mantenedor se hizo acompañar en la introducción y varios pasajes de su pregón por la música de Antonio Jiménez y Miguel Ángel Vega, con el piano y el clarinete. Se sintió intrépido por pregonar las fiestas de la Vera Cruz de Rute, pero entiende que hay “un sentimiento común de fe”. De hecho, después establecería varias analogías o similitudes entre hermandades ruteñas y ursaonenses, así como los lazos en común que existen entre las Fiestas de Mayo de ambas localidades.

Rebollar comenzó refiriéndose a las nueve lágrimas de la Virgen de la Sangre, “el número de la madre”, un pregón que dedicó a sus padres, su esposa y sus hijas. Sus primeras palabras fueron para agradecer a los hermanos García que le hicieran la propuesta en septiembre pasado. Le llegó en un momento en que se planteaba echarse a un lado como cofrade, pero sin alejarse de María. Lejos de hacerlo, el ofrecimiento para venir a Rute y otra petición en Osuna le llevaron a cambiar “pesares por esperanza”.

A partir de revelar esa vivencia, su discurso, sin recurrir en exceso al verso, adquirió un tono lírico. Con sus palabras apeló a tener cercanía con la Virgen para hacer un camino de “fe, caridad y esperanza”. Para ello, se sirvió de la doble simbología de la Santa Cruz: por un lado, “muerte y pasión”; por otro, “caridad y perdón”. De nuevo con acompañamiento musical, recreó en verso lo que representa la Vera Cruz en Rute, con esa metamorfosis de Semana Santa a mayo. Y haciendo gala de su condición de jardinero, describió a la Virgen de la Sangre, comparando sus rasgos con hasta 33 flores, “como la edad de Cristo”, a cada una de las cuales atribuyó una cualidad.

Esa serie de metáforas no fue la única alusión a la cofradía ruteña. Recordó el contraste del sufrimiento de Jesús Amarrado a la Columna con su mirada “serena”, o el de la Virgen de luto frente al manto rojo de estas fiestas. También repasó las calles del recorrido procesional de mayo, cuando los pasos se detienen en las casas de quienes no pueden salir. Es un itinerario circunscrito casi en exclusiva a un barrio que creció alrededor de la ermita, en terrenos de la cofradía.

Rebollar no pasó por alto que la Santa Cruz es portada por costaleras, a imagen y semejanza de las mujeres que acompañaron a Jesús en el Gólgota. Tampoco se olvidó de los 46 costaleros que llevan a la Virgen de la Sangre hasta que ambos pasos enfilan la subida en paralelo a la ermita. Ya en la recta final, trazó un nuevo retrato de la Virgen en verso, en torno las emociones que trasmite su rostro. El mantenedor rubricó su pregón asegurando que dejaba en Rute parte de su corazón y se iría “con ganas de volver”. Como agradecimiento, el presidente le impuso la insignia de la cofradía. Asimismo, se entregaron sendas placas a él y a su presentador.

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