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Dentro de los actos conmemorativos del sexagésimo aniversario, la firma de ámbito internacional ha celebrado un encuentro con familiares del centenar largo de trabajadores con que cuenta
En 2023 se cumplen sesenta años desde que naciera en Rute la firma Portaequipajes Cruz. Desde que en marzo comenzaran los actos conmemorativos, se ha hecho hincapié en la unión de la “familia Cruz” (o Cruzber) como artífice de esta dilatada trayectoria. Con esa idea se ha querido trasmitir un doble mensaje. Pese a su crecimiento más allá de nuestras fronteras, la empresa no ha perdido su carácter familiar. Al mismo tiempo, sus responsables son conscientes de que forman un todo junto a la plantilla. La interacción de ambas partes ha sido esencial para llegar hasta aquí.
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Con esa premisa de nuevo muy presente, el pasado sábado 21 de octubre organizaban una jornada de puertas abiertas para los familiares de una plantilla que conforman más de un centenar de personas. La mañana comenzó con una visita guiada por grupos a las instalaciones del polígono de La Salina. Tras este primer encuentro, la jornada continuaría con una comida de convivencia en el restaurante El Vado.
El gerente Gregorio Cruz insistió en que todos los actos de aniversario se han enfocado a la plantilla. De esta forma, se ha intentado que vean dónde trabajan a diario sus maridos y mujeres, sus parejas, sus padres o madres, o sus hijos o hijas, según cada caso. A estas alturas, no faltan familiares intergeneracionales. Para el gerente, es también la consecuencia de ese mismo espíritu, que ha llevado a que en la actual plantilla esté el hijo de algún antiguo empleado o coincidan diferentes parientes.
Siente, en definitiva, que tienen “la gran suerte” de que la familia Cruz la conformen cientos de personas. Cada una aporta para colaborar en un proyecto “que sigue creciendo”, a pesar de las dificultades habituales en un mercado “cambiante”. Como recordó, este proyecto proviene de una familia emprendedora del sector del metal que se remonta ciento cincuenta años atrás. Su bisabuelo ya era herrero y su abuelo tuvo un taller de reparación de maquinaria. Después, su padre, Antonio Cruz, crearía la empresa de portaequipajes que, con el tiempo, el propio Gregorio y sus hermanas Maricarmen y Marisa, abrirían a los mercados internacionales.
Eso sí, lo han hecho sin dejar nunca de identificarse con Rute. Gregorio Cruz cree que corporaciones como la suya tienen una “responsabilidad social”. Cuentan con proveedores de los cinco continentes y exportan a todo el mundo. Pero no olvidan que han nacido y se han criado aquí, y no quieren perder su esencia ruteña.