Una lectura poética de autores de Rute pone fin a los actos del décimo aniversario de Arapades

Para la lectura poética se eligió el patio que  sirve de lugar de recreo y descanso a las personas  que  padecen alzhéimer

Para la lectura poética se eligió el patio que sirve de lugar de recreo y descanso a las personas que  padecen alzhéimer

Se ha cumplido una década desde que un grupo de voluntarios de Rute tomó conciencia de los estragos del alzhéimer y decidió volcarse en ayudar a los enfermos y sus familiares. En 2002 nacía la Asociación Ruteña de Ayudas a Personas Afectadas de Demencia Senil, Arapades. Desde entonces, sus canales de actuación se han diversificado en varios frentes. El más evidente es la ayuda a estos pacientes y sus cuidadores. Pero también se ha querido concienciar al resto de la población y crear lazos de encuentro estimulando la sensibilidad y la parte creativa de los enfermos. De un modo u otro, estas líneas de actuación han estado presentes en el programa de actividades de aniversario. Así, los actos han concluido con una lectura literaria de autores locales. Se celebró en el patio del centro de estancia diurna y contó con la presencia de Carmen Moyano, presidenta de Arapades, y la concejala de Cultura y teniente de alcalde, Belén Ramos. Carmen Moyano quiso dar las gracias no sólo a estos autores locales, sino a todas las personas que han colaborado y se han implicado en las actividades conmemorativas.

El acto estuvo conducido por Inmaculada Ramírez, que dio paso a los distintos intervinientes. Ramírez señaló que, por contradictorio que parezca, esta enfermedad, “que, en cierto modo, abstrae a quien la padece”, vuelve “más conscientes si cabe” a quienes se acercan a ella. El alzhéimer, en efecto, “remueve sentimientos, nos toca el alma y la sacude”. Pero a la vez infunde ternura, comprensión, paz. En definitiva, “nos hace abrir nuestros brazos y ser más humanos”. Ese cúmulo de sentimientos, contrapuestos en teoría, se canaliza en algunos casos a través de la escritura, “una válvula de escape, bálsamo que tranquiliza los seísmos internos”. En ese contexto es donde Arapades ha apostado para la clausura de este décimo aniversario por este encuentro poético con autores de Rute. Y porque el alzhéimer es una enfermedad “universal y local al mismo tiempo”.

A través de la creación literaria, estos autores pusieron palabras a las distintas caras y aristas de esta enfermedad poliédrica. Isabel Ramos representó el papel de quien observa la enfermedad desde fuera, con muchos porqués pendientes de responder. Su tocaya Isabel Ramos se centró en los cuidadores. Les siguió Francisco David Ruiz, que confesó sentirse “nervioso” ante tal experiencia. Ruiz varió ligeramente la temática, al abordar un concepto más general de la enfermedad. Por su parte, José María Molina citó a Séneca para señalar que quien da “debe olvidarlo pronto, pero el que recibe no debe olvidarlo nunca”. Se refería a que el pueblo de Rute no debería olvidar “la inmensa y generosa labor” de Arapades. Molina conoce de primera mano la enfermedad: hace poco se la diagnosticaron a su madre. Por eso quiso dedicarle el poema “Ocaso en sus ojos”. El último en intervenir fue Bartolomé Sánchez. Este autor ya dedicó un libro de relatos a la enfermedad: “Sofía, Pedro y el alzhéimer”. De ahí extrajo fragmentos del “Diario de Sofía”, textos de ficción, pero tristes a fuerza de ser realistas.

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