Oh, blanco (y colorido) Carnaval

  • La lluvia desluce los pasacalles del segundo fin de semana, pero no faltaron quienes desafiaran a la meteorología y salieran disfrazados

  • El temático del sábado festejó una fecha tan emblemática en Rute como la Navidad

La carpa del Fresno simulaba el portal de Belén al que los fieles acudieron para adorar al Carnaval

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Aunque en menor medida, la lluvia también restó público al pasacalles municipal del Domingo de Piñata

Puesto que se sigue con la misma devoción que una manifestación religiosa, el Carnaval de Rute ha tenido su propia Natividad y una prueba de fe. De ambas ha salido airoso. Por dos veces la lluvia ha puesto a prueba la tenacidad de los fieles para imitar a Karina y buscar en el baúl de los recuerdos. Ahí se esconden ropas y disfraces de antaño, que siempre pueden ser reciclados. Bien combinados, con peluca y maquillaje a tono, dejan el tipo a punto para salir a la calle y contestar a los sinsabores diarios con una sonrisa y mucha gracia. Tras las actuaciones musicales de la murga “Por ahí no paso”, en el festival de la Peña Flamenca y el Día de Andalucía, y el entierro de la sardina, faltaban los dos multitudinarios pasacalles del segundo fin de semana.

El del sábado giraba en torno a la Navidad. El ingenio de la calle ha confirmado que esta celebración es más que el invento de unos grandes almacenes para hacer caja. Se recrea, claro está, lo ocurrido en Belén hace más de dos mil años. Pero también los polvorones humanos, en honor a nuestros productos más identificativos. La corte ruteña se pudo ver en el Fresno, lugar de peregrinación. Hasta la carpa que cubría el escenario simulaba la humilde cueva de Belén, pero en dimensiones gigantescas como el Papá Noel que guardaba dentro. Al Koala sólo le faltó en su concierto cantar: “¡Opá, yo voy a hacer un portal!”. Con su bendición y la de los DJ que amenizaron la tarde, dolió menos que el aguacero obligara a suspender el pasacalles y las uvas de año (o Carnaval) nuevo.

Volvería a llover en el pasacalles municipal del Domingo de Piñata. No fue con tanta intensidad, pero un evento así se desluce. Hasta la asociación Cuenta Conmigo tuvo que hacer su habitual merienda bajo la carpa. Aunque al principio sólo unos valientes acompañaban a las charangas, después el río multicolor iría recogiendo disfraces de los afluentes de las calles. Son los corresponsales de este telediario anual leído como un tebeo. Hace falta una interpretación así, frente a la realista de los demás días, para tomar conciencia de lo que de verdad importa. El Carnaval es, entre otras muchas cosas, salud y un ejercicio de higiene mental. Y como dijo el alcalde, una seña de identidad de nuestro pueblo. Por tanto, salud y larga vida al Carnaval de Rute.

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