NOCHE FLAMENCA EN ZAMBRA

Estimado lector, con la llegada del mes de mayo vemos como se va acercando el periodo estival. Siendo esta la temporada donde se acumulan la mayoría de las actividades y propuestas recreativas de nuestro calendario. Como hemos mencionado en anteriores trabajos, el sector del ocio y de la cultura es uno de los más golpeados por las consecuencias de la pandemia. Sin embargo, parece que las circunstancias van a permitir que se retome una “nueva normalidad” y volvamos a disfrutar de la cultura como antes. En este orden de cosas vamos a centrarnos en torno a la “Noche Flamenca en Zambra”, la cual espera celebrarse el 10 de julio.
La velada flamenca de Zambra, desde sus orígenes allá por el año 1991, siempre ha sido sinónimo de calidad y disfrute. Principalmente por el cartel de artistas de primer nivel que habitualmente presenta, así como, por el paraje dónde se celebra. En los últimos años estamos asistiendo a la consolidación de este evento dentro del panorama flamenco, donde cada vez tiene más relevancia. Ejemplo de ello es la intervención en esta edición del Instituto Andaluz del Flamenco. La presencia de esta institución avala la calidad hasta ahora ofrecida, así como, permite establecer un nuevo horizonte de posibilidades, al proporcionar nuevos recursos con el fin de promocionarlo. Para la edición de este año 2021, encontramos una amalgama de artistas de nivel indiscutible, que seguro harán las delicias de los espectadores y aficionados. Visto lo anteriormente expuesto, se espera un futuro halagüeño para la tradición flamenca de Zambra. Estoy seguro que gracias a su buen hacer, lograrán adquirir un lugar predominante dentro de la programación flamenca andaluza.
Desde hace unas décadas hemos visto como las “Jornadas Culturales”, sean de la tipología que sean, son un formato que se ha ido expandiendo y ha terminado resultando un auténtico aliciente para todo tipo de localidades. Hoy en día existen muchos ejemplos, donde un evento permite destacar a una pequeña localidad y ver sus calles llenas de vida a pesar de la despoblación. Además, sirven como revulsivo económico gracias al bagaje que lleva aparejado este tipo de actuaciones. Como habíamos mencionado en el artículo del mes anterior, la cultura es un fenómeno que no solo afecta a los artistas, espectadores y promotores, sino que incide directamente en todos los estratos de la sociedad. Es por esta razón que debemos apoyar activamente este tipo de iniciativas y promover que los núcleos rurales, a menudo denostados por el clasicismo imperante en las grandes urbes, ocupen su posición como difusores culturales. Para generar cultura solo es necesario ganas, buena predisposición y un espacio adecuado. Es por esta razón que creo que es un auténtico ejercicio de responsabilidad la organización de un evento como la “Noche Flamenca en Zambra”, aunque hasta este momento la pandemia no haya acabado.

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