Noche de estreno

Los guionistas ensayan historias posibles y ficticias para esta primavera que hace renacer la vida en la Naturaleza.
Los temas son muy variados este año. La mayoría han traído libretos con protagonistas atribulados y miedosos, encarcelados en sus propios achaques y rutinas, ensimismados en su pequeñez mundana. No abundan los argumentos arriesgados, innovadores o reivindicativos esta vez. Mengua la lucidez y aflora el conformismo.
Pero algunos no se han ajustado al canon inmovilista y han osado ser versos sueltos en un papiro de rejas preconcebidas. La libertad siempre se está reinventando porque también se actualizan las cadenas, incluso, las invisibles que nosotros nos atamos a los pies, la mayoría de las veces de forma inconsciente. Giacomo me contó una historia de amor, de amor genuino y simple, de amor sincero, de amor desnudo,…de amor eterno. Jean recordó otra de honor, de entereza, de seguridad y de verdad.Audrey nos fascinó a todos con su sueño de viajes a ciudades bellísimas que aun solo recorría con su imaginación, por unas callecillas repletas de deseos de ser pisadas. John revivió el valor, remando contra lo fácil y arrastrando críticas frecuentes y aviesas. Quentin nos embelesó con sus conocimientos sobre los vericuetos de la zona oscura de los teatros, de las tramoyas desgastadas, de los telones de terciopelo que apagaron su brillo por el uso y los aplausos. Akira nos deslumbró con un colorido inmarcesible de flores, montañas y ríos. Pedro nos relató las relaciones humanas diarias, habituales y acaso exageradas. Frank nos obsequió con fotogramas en blanco y negro de valores y sentimientos profundos, atávicos, arraigados desde el principio de los tiempos en los sapiens. Y otros, añadieron sus experiencias en campos casi infinitos.
Toda esta larga metáfora, esta alegoría, la traigo con letras al papel para describir lo que se puede aportar en una posible noche de estreno. En mi caso, se me ha invitado a escribir un artículo mensual en el periódico de nuestra localidad, a lo que he accedido con la voluntad de poder contar historias, unas ficticias, otras de opinión, algunas científicas y las menos, filosóficas. Los temas para escribir son inmensos, intangibles, pero intentaré escoger la mayoría de las veces alguno que saque a relucir un asunto del momento o algo relacionado. El corolario de esta declaración de intenciones es colaborar con lo público, de forma desinteresada, dentro de nuestro pueblo. Yo no soy escritor, bloguero ni periodista. Soy médico de familia, y no sé si conseguiré elegir elementos interesantes que favorezcan la reflexión, la curiosidad o la cultura. No obstante, no dudéis de que lo intentaré.
Hoy no funciona aún el telón. Pero el mes que viene, se alzará, y comenzará el cosquilleo, aunque nunca, el miedo escénico. Nos vemos en las tablas…

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