-
El Ayuntamiento, dentro de sus competencias, ha afrontado en las semanas previas al comienzo de las clases, las tareas de limpieza, pintura y mantenimiento de los colegios
Septiembre viene marcado por el comienzo del curso escolar. El día 11 se incorporan a las aulas los escolares de Primaria, si bien el personal docente ya está en el trabajo desde el pasado viernes 5. Mientras empiezan las clases en sí, se ultiman los trabajos de limpieza y mantenimiento que se han venido haciendo durante el verano en los colegios (CEIP). Son los correspondientes a la delegación de Educación del Ayuntamiento, que cada año acomete estas tareas con los centros públicos. Según ha detallado la concejala del área, Dolores Ortega, hay un trabajo general de limpieza en profundidad y retoques de pintura que se hace con regularidad en todos los inmuebles, los tres del casco urbano y el Colegio Público Rural (CPR) Blas Infante, que agrupa a escolares de las aldeas.
Aparte, hay trabajos puntuales de cada año, en función de las necesidades. Para ello, se pide a los centros que elaboren una lista de sus demandas, según la urgencia, y se traslada al personal municipal. Con esa premisa, se ha procedido al arreglo y colocación de las rejas exteriores de Los Pinos, donde también se han pintado dos aulas. En cuanto a Ruperto Fernández Tenllado y Fuente del Moral, se ha incidido en la pintura de los exteriores, tanto de fachada como del patio. Ortega ha señalado que llevaba “más de veinte años sin hacerse”, puesto que requiere una inversión algo mayor, amén de un sistema de andamios que conlleva más peligrosidad.
- Junto a las tareas de competencia municipal, se trabaja en un proyecto para presentar a la Junta para corregir el movimiento de tierras en Ruperto
Es el criterio a la hora de afrontar estos trabajos sin que el alumnado esté en clase, aunque luego hay cuestiones que se rematan con el curso ya empezado, siempre que sean de competencia municipal. Además, otras corresponden directamente a la Consejería de Educación. Es el caso de los movimientos de tierra en Ruperto. Ahí el Ayuntamiento media con la delegación territorial para elaborar el proyecto y agilizar la actuación, ya que espacios concretos del centro, como el patio, están muy dañados.
Comienzo en el primer ciclo de Infantil
Si en Infantil de segundo ciclo y Primaria los escolares se incorporan a las clases el día 11, en el primer ciclo de Infantil ya lo han hecho. En Rute hay dos centros de este tipo, Bambi y Arcoíris. Ambos son de carácter privado, si bien los dos tienen conciertos con la Junta de Andalucía. Al fin y al cabo, representan la primera toma de contacto de los menores con el ámbito educativo. Por eso, entre otros aspectos, estos conciertos con la Junta afectan a la ratio de alumnado por cada clase. La Educación Infantil de primer ciclo abarca de cero a tres años, y se subdivide en tres etapas, precisamente una por año. En cada una hay una ratio diferente.
En el caso de Bambi, cuenta con 41 plazas, de las que cuatro, correspondientes al primer año, aún están libres. Además, las instalaciones disponen de tres patios, uno para cada nivel, si bien los menores rotan en el tiempo de recreo según los días de la semana. Para atenderlos, el personal se compone de tres educadoras específicas, además de la propia directora, que compatibiliza esta tarea, más una administrativa y una persona dedicada a la limpieza. Una de las educadoras, Francisca Villalba, ha destacado el entorno, en la falda de la sierra, en que se encuentra el centro. Ello permite, ha dicho, un contacto directo y un aprendizaje práctico de la naturaleza.
Por lo que se refiere al centro Arcoíris, tiene cubiertas las 35 plazas de que dispone. Para atender a los menores, cuentan con una plantilla de cinco personas, incluida la directora, Andrea Tejero. También aquí se dividen las clases en tres niveles por edades. Tejero ha destacado que se ofrece un acercamiento al mundo educativo en un ambiente familiar. No hay que olvidar que algunos de estos pequeños apenas tienen cuatro meses. Es por tanto la primera vez que salen de su casa y a la faceta educativa hay que añadir un componente afectivo.