La sexualidad no debe ser limitada por el cáncer y puede ayudar a combatir la enfermedad

  • Nazaret Campillos ofrece una charla en la sede de la Asociación Española Contra el Cáncer en Rute para romper tabúes en torno a estas dos cuestiones

La sede de la AECC se llenó de público para asistir a esta charla

Declaraciones previas a la charla de la AECC sobre

La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Rute continúa promoviendo actividades que ponen de relieve la importancia del componente mental y emocional para vencer la enfermedad. Ya ha organizado diversos talleres de mindfulness o biodanza. Ahora ha dado un paso más con una charla temática en su sede sobre sexología y cáncer, a cargo de la joven Nazaret Campillos. Enfermera y máster en Sexología, y tras haber impartido otras conferencias similares en lugares como Jaén, estar en Rute suponía una motivación extra por ser el debut en casa.

  • Cuando aparece la enfermedad, no se sabe cómo encajar ciertas cuestiones como la sexualidad, pero el problema es que tampoco se pregunta

A priori, como subrayó la presidenta de la asociación local, Victoria Garrido, se parte de dos temas que siguen siendo “tabú”. Es consciente de que incluso hay quien siente cierta “vergüenza” de interesarse por algo que no se aborda, “con o sin cáncer”. Para contrarrestar esos prejuicios, Garrido adelantó que, en función de la aceptación de esta charla, estaban planteando hacer un taller, ya en 2024. En principio, la respuesta a la convocatoria fue notable y la sede se llenó para escuchar a Nazaret Campillos.

La ponente confirmó que en su experiencia en hospitales ha constatado cómo los pacientes abordan sólo “las necesidades básicas de comer o dormir”. Sin embargo, cuando aparece el cáncer hay que saber convivir con la enfermedad y la sexualidad. Para ello, apela a consultar a los profesionales, como si de cualquier otra patología se tratara. Más que de problemas sexuales, prefiere hablar de dificultades porque a veces la mente es “el mayor problema”. A menudo, el paciente llega a creer “que no sirve para nada”. Incluso hay un sentimiento de culpa o vergüenza por pensar en la sexualidad en esa situación. Cuando aparece la enfermedad, no se sabe cómo encajar ciertas cosas, y encima tampoco se pregunta.

Entiende que si alguien no está bien pueda disminuir el deseo, pero ve que hay un error de fondo, como es confundir la sexualidad con el sexo. En su opinión, abarca más, como “las caricias, el cariño o el amor”. De ahí la equivocación que supone olvidarse de todo eso “con uno mismo y con los demás”. La sexualidad no es sólo “una terapia”, sino “un acompañante”, porque cualquier enfermo necesita “sentirse querido y rodeado”.

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