La Semana Santa de Rute, que se vio afectada por la lluvia, culminó con la presentación del nuevo Cristo Resucitado

La imagen menos deseada, el Nazareno cubierto con plásticos, contrastó con "el sueño" cumplido por la cofradía del Resucitado

La imagen menos deseada, el Nazareno cubierto con plásticos, contrastó con “el sueño” cumplido por la cofradía del Resucitado

Rute ya cuenta con la pieza que le faltaba a su Semana Santa. Coincidiendo con el Domingo de Resurrección, en la mañana del 12 de abril se presentaba al público la nueva imagen de Jesús Resucitado. La talla fue bendecida en Santa Catalina. Al término del acto tuvo lugar un besapié, donde decenas de personas se acercaron a contemplarla. El presidente de la cofradía, Vicente Porras, confesó que se había “emocionado” ante la buena acogida que la gente había dado a la talla. También aseguró que estaba ya “algo más tranquilo” después de los nervios pasados en los días previos.

Ahora queda lo que el propio Vicente llama “la segunda parte del sueño”, es decir, sacarlo en procesión. Se quiere hacer para el año que viene, pero el camino aún es largo y, “como todas las cofradías”, el presidente ha adelantado que ésta tendrá que organizar eventos para tal fin. De momento, Porras insiste en que se ha logrado el principal reto y la gente ha mostrado su satisfacción porque la Semana Santa de Rute “ya está completa”:

En cuanto a la talla en sí, se trata de una obra de 1,94 metros del sevillano Marco Antonio Humanes. Los miembros de la cofradía contactaron con él hace dos años. En mayo de 2008 les presentó el boceto en barro, a la mitad del tamaño final, y desde septiembre y hasta hace un mes ha estado trabajando en la talla de madera. Según el escultor, el detalle en el que más hincapié le hicieron los miembros fue el de la mirada. Querían una mirada que reflejara “el triunfo de la vida sobre la muerte”.

El otro aspecto que había querido plasmar, también a petición de la cofradía, era “la anatomía” del Cristo, bendiciendo con la mano derecha. Humanes se siente deudor de la escuela sevillana, aunque matizó que procura empaparse de todas las tendencias andaluzas, para luego dotar a sus creaciones de “rasgos muy naturales”.

A pesar de que es el primer Resucitado que realiza, sí señaló que son muchos los pueblos en los que falta “la meta de la Semana Santa”. Así lo confirmó el sacerdote Pablo Calvo, que ya había manifestado en la homilía la necesidad de destacar el triunfo de la vida. En su opinión, en Andalucía, “sobre todo en los pueblos”, existe “una cultura de la muerte, que acaba en la cruz o en el sepulcro”. Las causas históricas habría que buscarlas en una tendencia que creció en el Barroco “e incluso en la propia Iglesia”. Calvo cree que es hora de cambiar esa tendencia “y apostar por lo importante, que es el triunfo de la vida sobre la muerte”.

En similares términos se expresó el alcalde Francisco Javier Altamirano, que, al igual que el sacerdote, admiró el “valor artístico” de la obra. Altamirano observó que, a diferencia de la mayoría de los Resucitados, éste no mira al cielo, “sino abajo, al pueblo”. De momento, la talla quedará en Santa Catalina, aunque Pablo Calvo expresó su deseo de que en un futuro Rute disponga de una nueva ermita en una de las zonas de expansión del municipio. En este sentido, el alcalde recordó que en su día se hicieron algunas gestiones con Fernando Cruz Conde para la cesión de posibles terrenos.

Viernes Santo pasado por agua

A pesar de este colorido final, la Semana Santa de este año se vio empañada de nuevo por la presencia de la lluvia. En principio, las cofradías de pasión ruteñas se habían amparado en el buen tiempo. Los respectivos recorridos procesionales de Jesús de la Rosa y el Abuelito se prolongaron por espacio de más de seis horas cada uno. El del Abuelito con la anunciada novedad, consistente en convertir la peana del trono en un pequeño monte de flores. Sin embargo, en la mañana del Viernes Santo el cielo amaneció encapotado y la amenaza de lluvia se hizo realidad hacia las diez y media. En ese momento, las imágenes del Nazareno y la Virgen de los Dolores se encontraban en mitad del Cerro, a la altura de la calle Las Fatigas.

De inmediato, los miembros de la cofradía cubrieron los tronos con plásticos y durante unos instantes se barajó muy seriamente la posibilidad de que la procesión volviera sobre sus pasos. Finalmente, la insistencia de la gente, junto al hecho de que la lluvia cesara unos minutos, animó a seguir. El Nazareno hizo la clásica subida por El Cerro, al son de la marcha “La Madrugá”, interpretada por la Banda Municipal de Rute. Siempre bajo los plásticos, justo cuando la Virgen de los Dolores llegó a la calle Freno, el aguacero arreció y los costaleros tuvieron que apresurarse. Aun así, llegaron empapados a Santa Catalina y la procesión se encerró tres horas antes de lo previsto.

A pesar de que no volvió a llover, la persistencia de las nubes hizo que por la noche los miembros de la cofradía no se decidieran a sacar el Santo Entierro. El presidente Manuel Sánchez admitió que se habían visto “condicionados” por el chaparrón de la mañana. De no haber caído, la procesión de por la noche “probablemente hubiera salido”. En la media noche del viernes, la procesión de la Virgen de la Soledad sí pudo realizar con normalidad su recorrido.

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