Francisco Roldán invita con la fotografía a levantar la mirada y observar de un modo distinto

  • Llega a Rute su exposición “¡Oh, cielos!”, que recoge cincuenta imágenes de todo el mundo donde se refleja todo lo que puede acaparar el firmamento

El fotógrafo ruteño junto a algunas de las imágenes de la muestra

Francisco Roldán habla de su muestra fotográfica ¡Oh, Cielos!

Francisco Roldán es daltónico. No lo oculta. Porque lo que en otros podría ser una limitación, este ruteño afincado en Málaga lo ha convertido en una virtud para aportar una mirada original a través de la cámara fotográfica. Con ella, con todas las que ha manejado, lleva cuatro décadas retratando el mundo que le rodea. Ha tenido ocasión de recorrer muchos rincones y atrapar su luz y tonalidades en el objetivo. Ahora parte de esa visión panorámica se puede ver en Rute. Del 17 de junio al 8 de julio el CEMAC Pintor Pedro Roldán acoge una exposición fotográfica retrospectiva. En su ecuador, el artista ofreció una visita guiada para explicar cómo fueron tomadas o procesadas.

  • Asegura que su distorsión del color le hace percibir y reflejar mejor su visión del mundo en imágenes a través de “la escala de grises”

La muestra tiene un título elocuente: “¡Oh, cielos!”. Es a la vez una declaración de intenciones y una invitación para tener altura de miras. Amante confeso de los paisajes, Roldán levanta la vista y muestra un universo abierto sobre nuestras cabezas. Buscando la sorpresa del espectador, a plena luz del día, el firmamento es el escenario natural de las nubes, pero también de las luces y las sombras, los flamencos volando o los globos aerostáticos. Además, como si fueran un díptico, anverso y el reverso de una misma realidad, la práctica totalidad de las cincuenta imágenes que se exhiben en Rute se dobla en dos mitades: la tierra por la que se pisa y el cielo por el que se suspira.

Sería contraproducente llamarlas instantáneas. Cierto es que reflejan una mínima fracción del tiempo. Pero su concepción y creación, con el procesado posterior, antes en un estudio de revelado, ahora ante un ordenador, se prolongan más allá del momento de accionar el disparador. Ni en un caso ni en otro retocar es sinónimo de falsear. Como recuerda, siempre se ha hecho. La única diferencia es que ahora desde casa se puede perfilar y depurar esa visión propia de la realidad.

En su caso, la mira desde “la fuerza dramática del blanco y negro”. A esa cualidad inefable se une el hecho de que su “distorsión del color” le permite entender mejor el mundo, o sus imágenes, “en la escala de grises”. Lejos de ser una escala limitada, a él le da para reflejar desde lo global, como el Gran Cañón del Colorado o los Acantilados de Moher, en Irlanda, a su Rute natal, del que asegura que tiene unos cielos “espectaculares”. Así lo recogen sus fotos del Pamplinar o las puestas de sol en el Pantano, “que no desmerecen ningún lugar del mundo”.

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