Sobre el estado de conservación del Hospital

El pasado 19 de octubre volvía abrir durante unas horas el Hospital, para ser el escenario de uno de los actos del evento-yincana “Apocalipsis 20.12”. Las actividades se concentraban en la capilla, localizada en la planta baja del edificio. Sin embargo, no había barrera que impidieran visitar con libertad y profundidad el monumento, por lo que aprovechamos para investigar.
El aspecto que presenta el edificio una vez superada la entrada es de completo y rápido abandono, pues aún se conserva mucho material relacionado con sus anteriores usos, apilado y polvoriento. Las estancias situadas en el ala izquierda de la planta baja mantienen aún su mobiliario. Igualmente ocurre con la capilla que además conserva, con bastante calidad, las pinturas murales. Estas son dignas de contemplar al tratarse de un arte muy característico del S. XX inexistente en otros edificios de nuestro pueblo. El espacio que antiguamente ocupaban los patios cuenta en la actualidad con una densa y frondosa maleza. Pese a todo esto, y salvo algunos desperfectos habituales del desuso, encontramos que con escasas reparaciones, la planta inferior se encuentra disponible para darle uso.
Para acceder a la planta superior, debemos subir una escalera “monumental”, en este acceso ya podemos evidenciar los primeros daños severos, sobre todo en la techumbre. Los muros, resisten muy bien el paso del tiempo se nota que son de factura antigua, apenas cuentan con grietas y presentan únicamente saltos en la pintura y humedades. La techumbre, posiblemente restaurada durante las obras de acondicionamiento de mediados del S. XX, se encuentra en un estado pésimo, ya que se ha desprendido parte de la misma y encontramos visible el exterior desde el interior del edificio; asimismo, debemos destacar que la calidad de la cubierta no es de las mejores, se encuentra realizada en cañas principalmente. Las estancias se conservan bien, mantienen parte del mobiliario e incluso objetos que hoy solamente encontraríamos en anticuarios.
Evidentemente, al edificio le pesan los años y la circunstancia de estar abandonado no ayuda, pero aún se podría hacer algo, todavía no es tarde; sus muros aguantan. Eso sí, esta posibilidad no se mantendrá para siempre, llegará el día en el que cedan si no se actúa a tiempo. Que esto ocurra depende de cada uno de nosotros, está en nuestras manos hacer comprender a las instituciones que el Hospital se puede conservar y se le puede asignar un nuevo uso.

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