Cueva Negra: un mal ejemplo

Estimado lector, en esta ocasión pretendo dar cabida a una cuestión que pasa desapercibida y es importante, se trata de nuestro patrimonio espeleológico. Ya hemos tratado en otras ocasiones diferentes tipologías patrimoniales, no obstante, como hemos podido demostrar el patrimonio natural es una de nuestras asignaturas pendientes, el caso que hoy abarcamos quizás sea la “guinda del pastel”. Geológicamente hablando, Rute se asienta sobre un sistema kárstico que propicia la aparición de cavidades, ciertamente existen alrededor de una treintena de cavidades descubiertas, de las cuales menos de la mitad han sido exploradas.

Cueva Negra se encuentra en uno de los recodos del Morrón Grande. Esta cavidad, pese a que no tiene mucho recorrido, es realmente interesante por sus formaciones y su intrahistoria, ya que localizamos en ella el yacimiento arqueológico mejor conocido de nuestro pueblo. Este tiene una extensión cronológica, evidenciada gracias a la aparición de cerámica, desde el Neolítico hasta el medievo. Su localización ha permitido que pase desapercibida parcialmente, sin embargo, hace unas semanas tuve la fortuna de poder visitarla para poder entender la realidad a día de hoy de este yacimiento. El acceso a la cavidad se realiza por medio de su boca, la cual es de grandes dimensiones y bien visible a pesar de que se encuentra cubierta por una densa vegetación.  Dentro encontramos tres salas, a las cuales se accede por corredores estrechos y difíciles. Es en la segunda de las salas donde localizamos la cuestión que venimos a exponer: la sucesión de “grafitis” modernos y posibles marcas pictóricas prehistóricas. Estos “grafitis” se encuentran grabados sobre las formaciones calcáreas, formando una auténtica lista de nombres, ya que se encuentran agrupados en un único sector y por sus características sean posiblemente de hace bastantes años. En la entrada encontramos registro arqueológico mezclado con basura, circunstancia deleznable que pretendo denunciar desde estas líneas.

La inacción continua que sufren nuestros yacimientos arqueológicos provoca su deterioro y la pérdida de información, a estos episodios debemos sumar los expolios intencionados que quedan impunes y provocan la denostación de nuestro patrimonio. A nivel general nuestro término municipal tiene mucho que ofrecer y aportar al conocimiento histórico, sin embargo, es difícil concebir una actuación partiendo de estas premisas. Por otro lado,en cuanto a la difusión y visita de nuestro patrimonio kárstico, debemos entender como pilar fundamental el respeto. Las cavidades son ambientes vivos que debemos preservar y evitar ensuciar, por esta razón animo a concienciar, pues es el primer paso para lograr una sintonía positiva para todos.

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