Una sardina “en remojo” recorrió las calles de Rute en el entierro más irreverente del carnaval

El Círculo de Rute volvió a ser "estación de penitencia" obligada

El Círculo de Rute volvió a ser “estación de penitencia” obligada

Por mucho que se empeñara, la lluvia no iba a ser un obstáculo para que no se celebrara este año el entierro de la sardina. La gente de Rute es muy cumplidora, con los duelos y con don Carnal, más aún en pleno miércoles de ceniza. Así que no faltó a la cita con el funeral más irreverente que se puede imaginar. Por si acaso, los promotores de este inusual cortejo habían sido previsores. En lugar de una sardina enlutada, casi podía hablarse de una sardina enlatada, o a punto de echarla en remojo, si la lluvia arreciaba. Para que el enorme pez llegara en perfecto estado al punto de la quemada, decidieron insertarla en una urna de cristal. De esta guisa, el pesquero féretro parecía, podía guardar cierta relación, recordaba… Bueno, que cada cual haga su propia interpretación o asociación de ideas.

Al fin y al cabo, es carnaval y (casi) todo está permitido. Hasta parodiar a la autoridad. Nunca antes el entierro estuvo tan protegido. Quienes pensaban ser originales, se encontraron con que la idea se les había ocurrido a otros muchos. La aparición de los vigilantes municipales de infraestructuras y la reciente campaña de la Policía Local para que se cumplan las normas (o sea, multas para quien hasta ahora aparcaba sin preocuparse por la señalización) no han sido ajenas a la ciudadanía. Bien fuera en la faceta de vigilantes o de policías, el disfraz más reiterativo de esta edición (luto aparte) recreaba a las fuerzas de Seguridad de Rute. Más de uno se llevaría un susto al encontrarse el papelito por la mañana en el limpiaparabrisas, antes de ver que era una simple hoja de facturas.

Aparte de quienes siguen siendo respetuosos con el luto (que una cosa es desmadrarse con la bebida y otra no guardar las formas), hubo colorido, mucho colorido. Y originalidad en los disfraces. El entierro de la sardina es una buena forma de repasar la realidad del último año en Rute. Así, un matrimonio llevaba para el campo su sombrero de paja, la espuerta y un par de flotadores, porque con la pertinaz lluvia cualquiera sabe. Si los agricultores se atreven a aceptar esta propuesta, tal vez no haya que esperar a que escampe para recoger la aceituna. Menos cautelosa había sido la pareja que todavía intentaba orientarse en el Raid-Bar, celebrado en el primer fin de semana de carnaval. O vete a saber si en realidad eran de los rezagados del I Raid Sierra de Rute (¡que se corrió en octubre!). Si en el fondo es así, con un poco de suerte, estarán en los puestos de cabeza para la próxima edición.

Suerte en general tuvieron los asistentes al funeral, ya que la lluvia finalmente hizo una pausa. De esta forma, pudieron recorrer las típicas “estaciones de penitencia”: el Reylo, el Círculo de Rute, Los Claveles, La Marisquería o El Jardín, hasta la quemada en la calle Málaga. Hubo quien dijo que, cuando llueve, aparte de mojarse por fuera, “también hay que estar mojado por dentro”. Eso debió de pensar una amplia mayoría: junto al repuesto de los bares, la bebida corrió como este río humano. Era en muchos casos bebida de garrafón, en sentido literal: los envases de automoción pueden ser reutilizables, para quien no lo sepa.

Y es que uno de los lemas más coreados en esta noche sigue siendo el de “Alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos y el resultado nos da igual”. Pero para que la fiesta no decaiga, la charanga “Los Piononos” sigue renovando su repertorio y rescatando canciones de toda la vida. ¡Quién le iba a decir a Susanita, y a su ratón, que acabarían siendo partícipes de esta apología del hedonismo!

Antes de la algarabía de los adultos, se había celebrado la denominada “sardinita” con los escolares. Por segundo año, los tres centros de Primaria de Rute se han aunado en esta versión infantil del festejo. Por si alguien duda de que esta tradición (dieciséis ediciones ya) corre peligro, se sigue creando cantera. La sardina de 2010 ya está enterrada. ¡Viva la sardina 2011!

Deja un comentario