Sucesión de sucesos

No sé ni como el otro día llegó de nuevo esta definición de HISTORIA a mis oídos. La verdad es que no me acuerdo. El caso es que tras los sucesos acontecidos en los últimos días, quizás meses, un mal presagio me acompaña. Y no quiero alarmar a nadie desde estas líneas. Pero la cosa roza ya lo castaño oscuro. Y para colmo la sociedad del bienestar por la que deambulamos anda preocupada por el embarazo de Tamara Falcó o la boda de Isabelita Pantoja. No logro ver hacia donde nos precipitamos.
La guerra de Ucrania lleva más de un año activa. Ahora el conflicto entre Israel y Palestina estalla con más dureza que nunca, viviendo día a día una barbaridad desmedida con difícil solución y que provoca una incertidumbre extrema y una preocupación inherente cuando cada vez son más las voces que aseguran que “puede ser la puerta hacia la Tercera Guerra Mundial”.
Un invierno que se avecina bastante duro, según los expertos en estos asuntos. La inflación que no cesa, los sueldos que no suben, una sequía arrastrada que hace que peligren las reservas de agua de nuestro país y sobre todo, las cosechas de nuestros campos. Según lo expuesto aquí la tragedia planetaria es una realidad. Eso saltándonos la hambruna que padecen millones de personas en África y otros lugares que no son tan agraciados como lo es nuestra maravillosa tierra.
Toda esta miseria y desconcierto conviven con una realidad paralela. Una realidad que nos presenta un mundo lleno de individualidad, de mirar hacia otro lado, de televisiones donde lo único que importa, además de acojonar al personal, es la frivolidad de las redes sociales y el postureo. Todo esto sin ni siquiera un ápice de remordimiento. Ni de vergüenza al no ser capaces de enfrentar el futuro con cierto criterio.
Por eso no termino de entender el mundo en el que vivimos, aunque una cosa parece clara: merecemos lo que nos viene encima. Por escurrir el bulto. Por mirar para otro lado como si la cosa no fuese con nosotros. Y es que una sociedad en la que lo único que cuenta es la economía no puede salir adelante. Una sociedad como la nuestra que desequilibra tan brutalmente su hábitat no puede salir adelante. Una sociedad preocupada por asuntos intrascendentes para la humanidad jamás podrá salir adelante. Una sociedad que quiere que los gobierne la ultraderecha a sabiendas de lo que hicieron no debe seguir adelante.

Por todo esto, estas líneas tienen algo de dolor, que ya saben ustedes que no es lo normal en nosotros cuando escribimos para este medio. Pero como defensores de la HISTORIA como ciencia siempre defenderemos que esta será siempre un argumento necesario para influir en las decisiones colectivas y por desgracia muchos actores del pasado toman una gran presencia en el incierto futuro que ya se avecina.
Siempre han existido malas épocas. Y siempre ha existido una sociedad que ha sabido revertirlas. Si algo nos ha enseñado la Historia es que de todo se sale. Nosotros somos ahora sus protagonistas.

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