Se cumple el décimo aniversario desde que se celebra en El Nacimiento la romería a la Virgen del Sagrado Corazón

Tras la concurrida misa rociera, la cofradía tuvo un detalle con los sacerdotes encargados de oficiarla y con los representantes políticos

Tras la concurrida misa rociera, la cofradía tuvo un detalle con los sacerdotes encargados de oficiarla y con los representantes políticos

El Nacimiento de Zambra ha estado de fiesta durante el último fin de semana de agosto. En esta aldea de Rute se ha celebrado la romería en honor a Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Se trataba de una edición un tanto especial, ya que ha alcanzado su décimo aniversario. Fue en el año 2002 cuando se planteó organizar esta romería. En un primer momento, tuvo lugar el 7 de septiembre, aunque, teniendo en cuenta que había otras romerías por la zona y sobre todo que es un mes dado a las tormentas, se optó por trasladarla a finales de agosto, al último domingo. La idea de la romería surgió a la vez como una forma de veneración a la Virgen y para estimular la continuidad del coro rociero que había en la aldea. La presencia de la imagen y la existencia de una ermita en el Nacimiento se remontan más atrás. Lo ha explicado el actual presidente de la cofradía y de la asociación de vecinos, Antonio Rodríguez. Para entender los orígenes, hay que retroceder a la Guerra Civil y a la promesa de una vecina del Nacimiento de que, si no ocurría nada en la aldea, se haría la ermita. Puesto que, en efecto, la pedanía no sufrió ninguna desgracia, en la segunda mitad de la década de los cuarenta se procedió a la edificación de la ermita. Según Rodríguez, participaron “todos los vecinos”, cada uno con lo que pudo, y posteriormente se trajo la talla desde Madrid.

Construida la ermita, y con la Virgen del Sagrado Corazón en su interior, aún pasarían unas décadas hasta que llegara a salir en procesión. En palabras del presidente, la celebración de la romería también parte de una promesa. Hace algo más de diez años, el coro estaba un tanto “de capa caída, menos motivado”. De ahí que se le ocurriera sacar a la Virgen en procesión para cantarle. Lo que surgió como una iniciativa puntual, se ha mantenido y cumple ya sus primeros diez años. Eso a pesar de que el coro se acabó disolviendo. Desde entonces se ha intentado que fuera a la vez una romería “sencilla, alegre y entrañable”. Así se hacía constar en el programa de actos, un programa variado, que ha combinado lo religioso con lo festivo. Además, en opinión del presidente, con él se refuerza una jornada “de hermandad y convivencia”, sobre todo entre vecinos de estas aldeas de Rute, o incluso de pueblos cercanos, como Cabra o Carcabuey.

El grueso del programa se llevó a cabo en el paraje del “Cortijo Beteta”. Después de que saliera de su ermita a las ocho de la mañana, la Virgen, acompañada por el Coro de Romeros de Zambra, llegó al paraje pasadas las diez. A continuación, tuvo lugar la misa flamenca, cantada por el coro onubense Lubricán y con la presencia de las autoridades, y a su término se procedió a la ofrenda de flores. La misa y la ofrenda dieron paso a  la parte más lúdica. Primero, con Lubricán en el escenario cantando sevillanas. Luego, a mediodía, coincidiendo con la paella popular, dio comienzo al cuarto certamen de jóvenes y aficionados flamencos. La fiesta se prolongó durante la tarde, hasta que se emprendió la vuelta a la ermita. El coro de Zambra acompañó de nuevo a la Virgen hasta la aldea, donde fue recibida por el coro “La buena gente”.

La jornada deparó momentos lúdicos, junto a otros más emotivos. Ocurrió, por ejemplo, en la misa, que ha servido de despedida a Carlos Jiménez Alviar. El párroco cesa su ministerio en Rute, donde ha estado en los dos últimos años en lo que ha sido su primer destino como sacerdote,, para trasladarse a Algeciras. Tanto él como el padre José María Álvarez, encargado también de oficiar la misa, recibieron unos diplomas de recuerdo de la cofradía. El presidente Antonio Rodríguez tuvo un detalle similar con los representantes políticos: el alcalde de Rute, Antonio Ruiz, y el delegado provincial de Agricultura y Medioambiente de la Junta, Francisco Zurera. Rodríguez agradeció la presencia de las autoridades. Según dijo, así pueden “estar al tanto” y conocer de primera mano la labor dinamizadora que se lleva en las aldeas.

En este sentido, Antonio Ruiz quiso destacar “la actitud” de las personas que viven en las pedanías y los diseminados de Rute. Son ellas, dijo, las que dinamizan “y dan vida” a todo el aspecto cultural y de tradiciones de nuestro término municipal. El Nacimiento representa “un ejemplo paradigmático”, con la cofradía, la asociación de vecinos y el grupo de mochileros. Son gente que dedica buena parte de su tiempo libre, restándolo de su ocio o de su familia, “a trabajar por un bien común”. De ahí que el alcalde se sumara, como ha hecho otros años, a unas fiestas que, además, se desarrollan en un paraje “tan singular”. En efecto, dentro de la riqueza de nuestro entorno, El Nacimiento ofrece la posibilidad de mirar a un lado y contemplar el amplio campo de olivares, y girar la vista para observar los paisajes del Parque Natural de la Subbética.

Para Ruiz, es algo que se debe poner en valor. Francisco Zurera lo tiene claro: es “una maravilla” poder disfrutar de un evento como éste en un entorno así. El delegado tampoco pasó por alto “la suma de esfuerzos” de los hombres y mujeres que viven en la zona. Como político, es consciente de que la condición principal es disponer del entorno. Pero también necesita de ese cuidado continuo y de saber “poner en valor” en celebraciones como las romerías una parte importante “de nuestra cultura popular”.

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