San Pedro se engalana para recibir la XXI Exaltación del Abuelito

  • El exaltador Alfredo Sánchez definió a la perfección el significado de “Humildad” y expresó sus vivencias junto a los titulares de esta su hermandad

  • Mercedes Antón, presentadora del acto, recorrió un camino de vivencias en Rute de la mano de su marido

Alfredo Sánchez recorrió sus vivencias en torno al barrio de San Pedro y su cercanía a la figura del Abuelito

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A las puertas del Jueves Santo y en el ecuador de la Cuaresma, se celebró el pasado sábado 25 de marzo en la ermita de San Pedro la ya tradicional exaltación a Jesús de la Humildad y Soledad de Nuestra Señora. Veintiuna ediciones van de esta exaltación del Abuelito, como es conocida en su forma abreviada. El acto dio comienzo con la entrega de báculos de la hermandad a los hermanos mayores de este año 2017. Para Jesús de la Humildad se les cedió a Paqui Rabasco y Jesús Alcalá. Para la imagen de la Soledad de Nuestra Señora, el honor fue para José Reina y Toñi Núñez.

  • Según Sánchez, esta exaltación del abuelito es la carga más dulce que va a llevar en mucho tiempo
  • El primer contacto con la hermandad para el exaltador fue cuando Sillero se lo llevó a buscar “cantaores de saetas” para la noche del Jueves Santo

El presidente de la cofradía, Pedro Antonio Aguilera, aprovechó el acto para mostrar su agradecimiento al público que se encontraba en la ermita, e invitó a todos los ruteños a que acompañaran a los titulares por las calles de Rute en su día grande de la Semana Mayor. Aguilera se refirió al encargado de exaltar a las imágenes de esta hermandad, Alfredo Sánchez. Lo definió como “un ruteño que, aunque afincado en la provincia de Málaga, siente una profunda ligazón a esta hermandad. El presidente destacó que le viene heredada de su familia y pronosticó que, “a través de su palabra”, haría sentir al auditorio “la profunda devoción que él siente hacia estos titulares”.

Antes, la médica Mercedes Antón fue la presentadora del exaltador Alfredo Sánchez. Les une una vida de matrimonio y varios hijos. Durante su intervención, Antón resaltó la honestidad de su marido y su grandeza humana. La presentadora hizo mención a la faceta de escritor de su esposo. Confesó que la enamoró con un poemario escrito en una servilleta de papel. Relató que en la primera novela de Alfredo Sánchez, “La inquietante historia del Príncipe Felipe, su hijo Carlos y yo”, Antón reconoce que su marido hace un relato de la Sierra de Rute, el camino del Pantano y la carretera de Las Lagunillas, por cada vez que en esa novela habla del campo o de cada árbol. De la misma manera, nombró “El escribano”, la segunda novela de Sánchez, que se desarrolla íntegramente en Rute. En ella, Antón dice ver “su mirada de niño, con su mirada de adulto”. A través de ella, admitió, se ve capaz de “recorrer sus calles y perfiles que son conocidos”. Finalmente, la tercera y última novela del escritor, “Padre del Yermo”, es también un recorrido por el pueblo, pero sin nombrarlo para que el lector lo adivine durante su lectura.

Llegado su turno, Alfredo Sánchez quiso mostrar su agradecimiento a la hermandad, por haber depositado en él, la confianza para ejercer esta exaltación. Sánchez expuso que es “la carga más dulce” que va a llevar “en mucho tiempo”. La devoción por estos titulares le viene de sus antepasados. Tanto es así que su padre creó una de las primeras fábricas de dulces navideños en la villa y le puso el nombre de “Jesús de la Humildad”. Su primer contacto con la hermandad fue cuando Sillero se lo llevó a buscar “cantaores de saetas” para la noche del Jueves Santo. El exaltador hizo un razonamiento muy interesante y de una  gran reflexión por parte de todos los asistentes sobre el término “humildad”. Distinguió las dos vertientes de esta palabra. Por un lado, significa pertenecer a un grupo social humilde, y por otro, que el ser humilde forme parte de la personalidad de cada persona. Sánchez encuentra más interesante la segunda y la que, según él, identifica al titular de la hermandad. Se pregunta “porqué y quiénes fueron los responsables de escoger para Rute esta imagen tan poco usual”. En palabras del exaltador, Jesús de la Humildad está sumido en “un grandísimo dolor moral”.

No sólo se refirió al Abuelito. En su discurso también aparecía la Soledad de Nuestra Señora. Según dijo, es una escultura “bella”, y con un estilo de belleza “que se aleja de muchas tallas habituales de aquella época”. Es decir, es una mujer “triste, pero guapa”. Por último, el momento más emotivo de la noche fue cuando el exaltador se refirió a esta ermita y a su barrio de San Pedro. Define a esta ermita como “la más pequeña y auténtica de Rute” y por eso “la más amena y encantadora”. Para Sánchez, las viejas calles de San Pedro tienen “el sello de lo irrepetible”. Aún conservan su cal y se mantienen “inmaculadas en su estructura casi medieval”. Además, concluyó, las calles de este barrio son representativas “de una clase trabajadora”. Es un barrio “de labrantines”.

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