Rute se echó a la calle para participar y festejar de forma activa la procesión de la Virgen del Carmen

Todas las calles del recorrido se han visto  especialmente adornadas con banderitas, banderolas, colgaduras y arcos

Todas las calles del recorrido se han visto especialmente adornadas con banderitas, banderolas, colgaduras y arcos

Prueba superada. De nuevo el final de las Fiestas Patronales no ha supuesto un ápice de tristeza. Desde que arrancaran a mediados de julio con el triduo a la Virgen del Carmen, con motivo de su onomástica, la intensidad de los cultos y actos ha ido en aumento. Ésa es la clave para que, año tras año, conforme se acerca el final, no aparezca ese punto de tristeza porque todo acaba. Se tiene la certeza de que queda lo mejor, lo más emotivo, aquellos momentos que a unos los reafirman en su devoción mariana, carmelitana en este caso, a otros los trae de vuelta a sus raíces, y a todos los reencuentra con sus tradiciones. Un día como el 15 de agosto tiene esa peculiaridad casi mágica de repetirse, de ser el mismo de siempre, y a la vez vivirse (y revivirse) cada año de modo distinto. Por eso, cada año la gente se echa a la calle a vivirlo con fervor, con energía, con la certeza de que nuestra forma de ser también se ha conformado en noches como ésta.

Toda la jornada fue un suculento y variado aperitivo para el momento central, la salida procesional de la Virgen del Carmen. Antes, se sucedió la diana a cargo de la Banda Municipal, la solemne función religiosa, la salida de gigantes y cabezudos, y el espectáculo de animación infantil patrocinado por el Ayuntamiento. Sin mencionar ese cóctel no se entiende tampoco el encanto de estas Fiestas: religiosas, por supuesto, pero lúdicas y culturales. En suma, como su nombre indica, festivas. Esa combinación va animando y preparando el cuerpo y el espíritu para llegar con más ganas si cabe a las nueve de la noche. A esa hora, con puntualidad, salió la Patrona de Santa Catalina. De abrir la comitiva se encargó la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Elevación, de Campo de Criptana, de Ciudad Real. Y por supuesto, cerrando estaba la entrañable Banda Municipal de Rute. La Virgen del Carmen comenzaba un itinerario procesional con el cortejo habitual de autoridades políticas, mantillas, reinas y damas de honor, representantes del clero y la junta de Gobierno. Y en especial fue acompañada en todo momento de centenares de devotos. Se podría decir de forma casi literal que Rute entero se echó a la calle para disfrutar este día.

Pero si hay alguien que ha vivido estas fiestas con una intensidad especial es el hermano mayor. Juan Gómez no sólo tenía ganas de ostentar este cargo, sino que hacerlo este año representaba para él una fecha muy especial por muchas razones. No en vano, asegura que el 13 de febrero de 2013 la archicofradía ya tenía sobre la mesa la propuesta formal del hermano mayor y el pregonero de 2014. Sería en septiembre del año pasado cuando sus nombres fueran ratificados por unanimidad. Lo cierto es que, desde primera hora, se ha volcado en los actos de esta edición. Contactó con la hermandad de la Amargura, de Sevilla, para solicitar la cesión de los reposteros con frases y letanías en honor a la Virgen. Ya lucieron el día del traslado y de nuevo se pudieron ver en el recorrido del 15 de agosto. Además, ha costeado las banderitas, banderolas, colgaduras y los arcos que había por todo el itinerario, así como las salutaciones que recibían a la Virgen en cada ermita ruteña. Aparte, ha coordinado y colaborado activamente en su colocación. Y por supuesto, no podía faltar su detalle para la procesión. El vestido del Niño era regalo suyo. Otras novedades de este año han sido el escapulario de mano o los puños de encaje de Bruselas de la Virgen. Asimismo, según explicaba la camarera Mami Garrido, se ha recuperado la antigua idea de unos querubines presidiendo el trono. No son los originales, sino que se colocaron los que hay en el retablo de la ermita. También como antiguamente, de un querubín a otro pendía una guirnalda de jazmines.

El esfuerzo y la dedicación del hermano mayor se vieron recompensados por la respuesta ciudadana. Pocas veces se recuerda una procesión tan participativa como la de este año. Gracias a ello, su aportación no se quedó ahí. Costeados en parte por él, pero también por la colaboración de muchísimos vecinos, ha habido cohetes y pétalos a la Virgen en más tramos que de costumbre. Lo más meritorio es cómo ha involucrado a los demás. Sabe que no hubiera podido hacerlo sin la ayuda de muchas personas que han estado ahí, desde el pregonero hasta su compañera de trabajo. Igualmente, agradece la colaboración del pueblo de Rute, aunque reconoce que su entusiasmo ha podido tener un efecto contagioso para que la gente se animara a adornar las calles y las fachadas para la ocasión. El premio le ha valido la pena: ver engrandecidas estas fiestas, además de convertirlas en algo participativo y de unión para sus paisanos. El resultado ha dejado el listón muy alto para el futuro, y en la archicofradía la satisfacción por el acierto de haber ratificado esta propuesta. Rute ha vivido los días grandes de sus Fiestas Patronales: muy grandes.

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