Rute pone en hora su reloj

  • La vieja maquinaria del reloj que preside el Ayuntamiento, que databa de mitad del siglo pasado, se ha sustituido por un nuevo mecanismo electrónico

Frente al antiguo reloj mecánico, que ocupaba una habitación, el nuevo cabe en el cuadro que hay detrás de Gonzalo Angulo

Cambio del reloj del Ayuntamiento

El reloj del Ayuntamiento de Rute se adapta a los tiempos. Aparte del juego de palabras, desde hace meses el alambicado engranaje que regula las manecillas que coronan la fachada consistorial venía fallando. Eran síntomas de agotamiento de una maquinaria que data de la primera mitad del siglo pasado. Según detalla la concejala de Cultura y Protocolo, Ana Lazo, los contrastes térmicos del clima de Rute afectaban al mecanismo. El calentamiento o enfriamiento de sus piezas hacía que se desajustaran, hasta que los problemas superaron a las soluciones y se ha decidido cambiarlo por uno electrónico.

  • La idea es limpiar y restaurar el viejo reloj para exhibirlo como pieza de museo en alguna dependencia municipal

Desde fuera no se aprecia la diferencia, con las mismas agujas bajo el campanario que hay en la cúspide de la fachada. Esas manecillas han sido testigo del devenir de décadas de historia local y las campanadas recordaban a todo un pueblo que habían dado las en punto. Ni antes ni ahora se marcan los cuartos. Se atiende así a los vecinos para los que el tañido no era precisamente un susurro distante. Por la misma razón, otra ventaja del nuevo reloj es que se puede programar, de modo que a la una de la madrugada suena por última vez hasta las siete de la mañana. En cambio, se recuperan las medias. También se rescata la repetición de las horas apenas unos minutos después de haber dado en punto.

Por tanto, el viejo reloj va a “descansar”. Sin embargo, no será condenado al olvido del tiempo que ha venido marcando con fidelidad. Como apunta la concejala, quedan “muy pocos” ejemplares como éste en España. Lo confirma su “cuidador” en los últimos años, Gonzalo Angulo. Nos hallamos ante “una obra de arte”, una pieza de museo que merece ser conservada. De hecho, la idea es limpiarlo y restaurarlo para exhibirlo en alguna dependencia municipal. Procedente de familia de orfebres, Angulo y su tío dieron un giro hace tres décadas para especializarse como relojeros. Con este oficio no perdieron el toque de orfebrería de su estirpe y Gonzalo mira ahora la pieza de Rute con mimo.

Asegura que no es una opinión sentimental afirmar que ya no se hacen relojes como los de antes. Cierto es que los electrónicos permiten elegir la melodía de las campanadas o hacen de forma automática los cambios de hora. Pero cuesta imaginar que es un reloj algo que a simple vista se asemeja a un cuadro de luz. Uno cabe en una caja y el otro necesita una habitación entera. Como matiza señalando los componentes del mecánico, aquí “nos encontramos un reloj, donde las ruedas son ruedas, con esferas, péndulos o ventiladores”. En definitiva, es “un material vivo”.

Deja un comentario