RIDÍCULO

En medio de una crisis humanitaria que esconde factores geoestratégicos que incumben a Europa y a la zona del Magreg, en medio de esta calamidad humana que sufren muchos de nuestros vecinos marroquíes, aparece como elefante en cacharrería el señor Abascal, una vez más. Su imparable verborrea distópica quiere extender a las masas de su feligresía, sedientas de carnaza, la idea de que esta llegada de jóvenes y niños desesperados, asustados y abandonados a su suerte son una especie de invasores que vienen a comerse el pan de nuestros hijos. Estos hijos nuestros a los que jamás de los jamases los dejaríamos a su suerte en una playa paradisíaca de nuestra tierra querida de Cádiz para que encuentren una vida mejor allá enfrente, donde se dislumbra tierra. Piensen ustedes en esto último. Lo que percibe cualquier ciudadano común, con un pensamiento crítico, es una artimaña del excéntrico monarca vecino que no tiene escrúpulo alguno en usar a sus súbditos para poner en escena el bochornoso conflicto del Sáhara Occidental, anquilosado desde hace décadas, pues en pleno régimen franquista se abandonó a su suerte, y de aquellos barros estos lodos. No vamos a adentrarnos aquí en un análisis histórico del conflicto, pero esto viene de lejos y esconde ambiciones que realmente deben no hacernos perder de vista este asunto.
Dicho esto, que el Gobierno español asuma el cuidado del líder del Polisario y opositor de Mohamed VI, no es escusa alguna para que este reyezuelo feudal abra la frontera con España, que es Europa, a su libre albedrío.
Y en estas desembarca en tierras ceutíes Abascal, mordiendo el anzuelo como un auténtico principiante, por muchos años que lleve chupando del bote del dinero público, que no se nos olvide. Se ha convertido en un auténtico amuleto de la suerte para el Rey vecino, pues en su continuo rascar y rascar votos de donde huele a podredumbre, por no decir otra cosa, ha situado esta crisis humanitaria en pleno foco internacional, reclamando Marruecos sus históricos deseos de soberanía sobre las dos ciudades españolas del norte de África. Desde Rabat se están frotando las manos, gracias a su continua deslealtad, no hacia el Gobierno, sino hacia los españoles. Su continuo desdén, el apartarse de una política común que beneficie al total de los españoles no hace nada más que mostrar lo ridículo de su proceder en política. Aprenda usted algo ya de este maravilloso pueblo que es el español, que usted tanto dice querer. Aprenda a tener solidaridad y amor, como han demostrado las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, ayudando en el ámbito de la ayuda internacional a estos niños que han sido arrojados como carne a los leones del circo. Aprenda de las organizaciones que sin ningún tipo de lucro se desdoblan en ayudar allí donde se les necesitan, dando algo de amor humano, un bien que parece escasear en estos tiempos de petulante postureo. Un postureo que usted vende para su reala de perros rabiosos, que lo único que hace es mostrar lo ridículo de sus postulados. Usted se encarga de hacérnoslo ver. Y así lo ven en Madrid, Bruselas, Washington y Rabat. Estos últimos se parten el culo de risa, desde su lujoso palacio desde el que se organiza este bochornoso espectáculo de tráfico de la dignidad humana.

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