Estimado lector, en esta ocasión volvemos con un artículo enfocado a la divulgación arqueológica, concretamente sobre la protección de este tipo de patrimonio. Lleva siendo noticia durante al menos varias semanas, que los efectos de la sequía se están haciendo patentes por toda la geografía nacional, dejando prácticamente vacíos multitud de embalses. Esta circunstancia esta propiciando que afloren diversos yacimientos arqueológicos, lo que esta provocando multitud de expolios, sucesos nada positivos para la conservación de nuestro patrimonio. En Rute ocurre algo parecido. Llevamos cerca de dos años con un nivel relativamente bajo de las aguas del Embalse de Iznajar, lo que esta provocando que muchos yacimientos del entorno se vean muy afectados por diversas acciones, pero principalmente humanas. Aunque no lo parezca, hay yacimientos que aunque se encuentren cubiertos por agua, se conservan relativamente bien; mejor que cuando nosotros los visitamos.
Siempre procuro ser lo menos catastrofista posible, sin embargo, la realidad me lo impide. Por suerte, como muchos sabéis, desde el grupo arqueológico GAIA lanzamos a finales del 2020 un proyecto de investigación arqueológica en la localidad. Hace unos días nos dispusimos a visitar algunos yacimientos del entorno anteriormente mencionado y pudimos apreciar dejadez, bastante acentuada para tratarse de un año. No queremos expresar a que en estos casos tenga que estar el sitio medianamente adecentado, si no a como por nuestra mera acción erosionamos el entorno. Por lo que parece, la ubicación de este bien patrimonial se encuentra frecuentada habitualmente por personas con el fin de pasear o distraerse con sus mascotas; situación perfectamente entendible, ya que el espacio tampoco está señalizado como bien patrimonial (circunstancia que a día de hoy agradezco, para evitar más desperfectos). Sin embargo, lo que no puedo entender es como seguimos consintiendo que nuestro medio sea contaminado por basura y como no podemos prestar atención al entorno para evitar dañar innecesariamente.
Ya hemos hablado en muchas ocasiones de la necesidad de tener que proteger nosotros mismos nuestro patrimonio, es cierto que no siempre se puede tener la guardia alta, pero por lo menos hay que procurar en la medida de lo posible minimizar daños. En nuestra utopía, queridos amantes del patrimonio, el gobierno protege el patrimonio, pero volvamos a la realidad. Si ven a alguien sospecho de estar recogiendo material, visitando yacimientos o destruyendo patrimonio, por favor, denuncien. Es esta la única manera de seguir “teniendo” patrimonio, pues si no hacemos esto lo perderemos.
¡DESTACAMOS!