Ni la lluvia pudo deslucir el pasacalles que puso colofón al carnaval de Rute

Salida multitudinaria de el Pasacalles desde el paseo Francisco Salto

Salida multitudinaria de el Pasacalles desde el paseo Francisco Salto

Lo anunciaban todos los pronósticos y finalmente las previsiones se cumplieron. Después de una semana de colorido en las calles de Rute, la lluvia hizo acto de presencia en la transición de febrero a marzo. Cayó de forma fina e intermitente durante el día de Andalucía y siguió la amenaza continua en el estreno de marzo. Nada de eso amedrentó a la gente. Para empezar, Rute se reencarnó en Pamplona por unas horas. Al término de los actos de celebración del día de la comunidad autónoma, decenas de personas emularon las fiestas de San Fermín, con la clásica indumentaria blanca y roja. El resto de la jornada se vio de todo: bomberos, médicos, curas y monjas, que lo referente a la Iglesia sufre de propensión a ser parodiado. Fue sólo el aperitivo en un intenso fin de semana. Lo mejor estaba por llegar.

Desde primera hora del domingo de piñata la gente se engalanó con los mejores disfraces del baúl (y de las tiendas, que cada vez hacen más negocio con esta fiesta). Se pusieron pronto a punto para estar listos a las cinco de la tarde en el Paseo Francisco Salto. Allí estaba previsto el comienzo del pasacalles, animado por las charangas “Los Piononos” y “El Aguardiente”, y la “Batucada Sambiosis”.

El acontecimiento puso al pueblo patas arriba. Era el mundo al revés: el Frente de Madres del Rute Calidad, vestidas como sus hijos; los vigentes campeones del Samafrava Rute transformados en soldados napoleónicos; los concejales bajados de su escaño y hechos unos bárbaros (según su significado original de “extranjero”).

También los principales gremios sociales acudieron a la llamada. Hasta la presencia de la lluvia cobró sentido, para que navegara con más soltura un barco pirata. Por no faltar, no faltó ni Su Majestad la Reina, eso sí, con un sospechoso botellín de cerveza en mano. Y si el sábado se hizo un guiño a Pamplona, en este domingo de piñata Rute se convirtió en una ciudad cosmopolita: vaqueros del lejano Oeste, turcos con turbante y sable, musulmanes con túnica dorada, y varios grupos de chinos. ¿Se vestirán en esas tierras “exóticas” con trajes de faralaes”

Seis ediciones han confirmado el acierto de esta iniciativa. No cabe duda de que el ciclo del carnaval ruteño se ha invertido. Si hay crisis de murgas, ahí está el carnaval de calle. Hasta el entierro de la sardina se queda corto de afluencia comparado con esta cita. Una vez concluido el pasacalles, se procedió a la entrega de los premios de los concursos de disfraces, convocados por el Ayuntamiento de Rute, en la modalidad de infantil y para adultos. La fiesta se prolongó durante más de cuatro horas.

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