Mayo en Rute

 

 A José Piedra Tirado, hombre cabal, de palabra, y de coplillas y letras,

que este año ya no verá a la Morenita pasar por su puerta.

La tiene aún más cerca quien la llevó a hombros y suspiró por ella.

Descanse en paz y que la gloria que disfruta

se parezca a Rute en mayo y a las fiestas de la Virgen de la Cabeza.

Si estás en mayo en Rute, te saldrá al paso la primavera. Olerás a feria y a fiestas: las de la Virgen de la Cabeza. Deja que la mañana espléndida de mayo en los adentros se te meta, que tomen cuerpo los sentimientos y las emociones sean las que lleven la voz cantante, a su manera. Que los recuerdos ligados a la Morenita vayan y vengan… Que suene “Morenita y pequeñita” y recorra Rute esa “Morena de luz de luna”, a la que le gusta el olivar de nuestro pueblo, que nada tiene que envidiar a su “olivar del cielo”.
Métete dentro de esa romería con siglos de historia y sin visos de acabarse. Revive otros mayos escuchando a los coros de romeros cantar eso de: “Déjame enredarme en tu mirada/Y sentir lo que yo siento en mi alma/Y déjame buscar la luz de la calma./Déjame soñar que te estoy soñando/Déjame sentir que me estás mirando (…).”
Aprovecha la ocasión de ver a la Morenita por los Cortijuelos. Aparca por un rato preocupaciones y desvelos y respira hondo el aire de tu pueblo. Te reafirmarás en la creencia de que el paraíso tiene forzosamente que parecerse a Rute, en mayo o en agosto, ¡qué más da! No pasamos sin el uno y sin el otro. Las comparaciones siempre son odiosas, amén de injustas. La Morenita es la que es y la Virgen del Carmen también, y las dos caben de sobra en el alma de quien siente a Rute dentro. No hay por qué escoger entre una y otra. No se puede. Las dos ocupan el corazón y es imposible desalojarlas de él porque las sentimos dentro. Porque quien quiere a Rute lo quiere entero, de arriba abajo, de San Pedro al Fresno, de la Puerta del Sol a lo alto del Cerro.
¡Vive! ¡Disfruta! Que no sabes qué rumbo tomará la vida luego, pero, mientras dura lo que nos hace sentir de verdad, parece que es eterno. Al menos, quisiéramos que lo fuera. Toca, por eso, vivir como si no hubiera un mañana, pero queriendo que lo haya. Sentir esa plenitud de la existencia, ese sol cayendo de plano en el Llano o en el Fresno, disfrutar esa feria… Contemplar cómo, después de todos los inviernos, llega mayo rotundo, inapelable, diciendo “aquí estoy”, presagiando el verano, con sus anocheceres tardíos y sus días largos. ¡Que luzca mayo! Este mayo, derroche de los sentidos, explosión de vida, milagro de la naturaleza, primavera cierta. Frente a él, no cabe resistencia. No hay defensa ni se busca cuando llega. Solo es posible rendirse a la evidencia de que la vida, cuando quiere, es bella y hasta nos besa. Es entonces cuando, sin olvidar sus agravios, nos dejamos abrazar por ella, aun sabiendo que, quizás, será breve su abrazo y que la suerte, cuando menos se espera, se da la vuelta.
Cuéntalo. Dile a la gente que no conozca mayo en Rute que venga y viva sus fiestas. No verán todo lo que tú ves en ellas porque para eso hay que llevar muchos mayos a cuestas, entre coches de choque y casetas. Pero verán un pueblo echado a la calle y gente de dentro y de fuera viendo a su Morenita, bailándola y gritándole “¡guapa! y ¡bonita!, ¡y bonita mi Morenita!”. Como tú, quien venga en mayo se topará de bruces con la vida y sabrá que no hay escapatoria, salvo la de volcarse de lleno en las fiestas, sin pensar en lo que luego venga. Porque no sabemos qué rumbo tomará el azar mañana, pero una cosa sí es cierta: que es mayo, que sale a la calle la Virgen de la Cabeza y que es una dicha inmensa verla, verse de nuevo viéndola, como ayer, como entonces, como siempre…, mientras la vida quiera.
Ahora toca vivir el segundo domingo de mayo, tregua del calendario, fiesta de guardar en la memoria y de salir a la calle, a beberse el aire limpio que viene de la sierra, que nos mantiene vivos y a la espera de este mayo que se hace de rogar a veces, pero llega. Siempre llega para que se cumplan los versos de Pedro Salinas: “a nadie deja vacías/las manos la primavera”. ¡Viva la Virgen de la Cabeza!

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