Los dos pasacalles del fin semana confirman el Carnaval de Rute como un referente más allá de la provincia

El  pasacalles del Domingo de Piñata comenzó y terminó en el  Paseo Francisco Salto llenando de colorido las calles de Rute

El pasacalles del Domingo de Piñata comenzó y terminó en el Paseo Francisco Salto llenando de colorido las calles de Rute

La serpiente multicolor fue una metáfora inventada para describir la diversidad de maillots que conformaban el pelotón en una prueba ciclista. Habría que revisar muy bien el significado de esa expresión, o como mínimo actualizarlo y dotarlo de nuevo contenido. Porque ha sido una serpiente o un río multicolor lo que se ha visto en Rute en el segundo fin de semana de Carnaval. Los dos pasacalles, diferentes y por eso mismo complementarios, han convertido al carnaval ruteño en un referente que va mucho más allá de nuestra provincia. Junto al resto de eventos de esta semana de algarabía e imaginación, han contribuido a conformar una oferta al alcance de muy pocas localidades. De ahí que cada año congregue a más seguidores, venidos de todos los puntos de Andalucía e incluso de fuera de nuestra comunidad autónoma. El concejal de Festejos, Antonio Granados, resume que cada uno tiene su propio público y por eso no son ni mucho menos incompatibles. Puede ser, pero lo cierto es que los carnavaleros más fervientes no dudan en repetir los dos días, por supuesto cambiando de tipo.

El pasacalles del sábado siempre es temático y está organizado por una asociación ruteña. En él, el Ayuntamiento de Rute colabora en temas como la limpieza o la participación de la Policía Local ordenando el tráfico. El Consistorio se vuelca más en la organización del pasacalles del domingo de piñata. De lo que no cabe duda es que los dos atraen a centenares de seguidores. Ni siquiera el día desapacible que se presentó el sábado restó afluencia de público. Esta vez tocaba disfrazarse de todo lo que tuviera que ver con el lejano Oeste. Rute se convirtió en un poblado típico del Western, desde Tabernas hasta California, pasando por todos los Estados de la Unión.

Ningún forajido que se precie podía faltar a la cita, y hasta el forastero o el vaquero más indómito serán tratados como si estuvieran en su propia casa. Más vale que así sea, no sea que algún sheriff tenga que detenerlo. El Oeste de Rute no es tan salvaje como lo pintan. Hasta los indios y los pistoleros conviven bajo el sol abrasador de un barril, porque ninguno beberá solo ante el peligro. Por un puñado de euros se puede disfrutar de una noche en el “Saloon”, mientras las cabareteras bailan el cancán al son del intrépido pianista. Hasta se pueden echar unas partiditas de póker o en la ruleta, bajo la supervisión de un alcalde croupier. La camiseta tenía un precio y gracias a él se podía costear este espectáculo.

La jornada estuvo deslucida en su primera mitad por la presencia de una débil llovizna y una niebla intensa. Eso hizo que la gente se dispersara en algunos tramos. Sería a partir del parque, después de que el cielo aclarara, cuando se reagruparon y dieron paso a esa riada humana multicolor que esta vez desembocó en el Paseo del Fresno. Allí, con atractivos extra como un toro mecánico, se puso colofón con el concierto del grupo Rock-o-Pop, que congregó a centenares de espectadores.

Y si la tarde del sábado se vio empañada por el tiempo, el Domingo de Piñata lució el sol desde media mañana, con temperaturas agradables. Eso acabó de lanzar a la calle a los más rezagados, que tiraron de baúl, recursos e imaginación para llenar de nuevo de colorido las calles de Rute. Porque nuestro Carnaval es justo eso, un teatro andante en la calle. Ese rasgo distintivo lo destaca entre otros de la comarca  y por eso tiene tanto tirón. Ni siquiera los Reyes don Felipe y doña Letizia han querido perdérselo este año. ¿Todo es posible en Granada? En Rute, más bien. El Carnaval une al líder de Podemos y a un concejal popular, y hace que el candidato de este partido dé ante el público el salto a la Alcaldía como quien salta a la comba. El Carnaval rescata al niño que fuimos, y permite convertirnos por un rato en aquello que siempre quisimos ser. El Carnaval permite repasar y parodiar nuestra Historia, desde la más académica de Las Meninas a la más local y cotidiana, a ritmo de saeta y disparate.

Como en la víspera, la batucada y las charangas pusieron el toque musical. Y por delante y por detrás de estas agrupaciones, todo un derroche de ingenio para analizar la realidad con la peculiar perspectiva de los disfraces. Los mejores fueron premiados en el concurso que se celebró al término del pasacalles y que puso broche de oro a una de nuestras fiestas más significativas. A su término, chocolate reparador por gentileza de Cuenta Conmigo, y a calentar motores para el Carnaval 2016. Éste, el de 2015, se despide con una frase para la memoria: “La Ponto, siempre en nuestros corazones”.

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