Los agricultores de Rute se suman a la manifestación de Madrid en defensa del campo

La Cooperativa Agrícola,  integrada en FAECA, aglutinó a los agricultores ruteños que se manifestaron  (Foto: Diario Córdoba)

La Cooperativa Agrícola, integrada en FAECA, aglutinó a los agricultores ruteños que se manifestaron (Foto: Diario Córdoba)

Entre ocho y diez mil de estos manifestantes procedían de Córdoba. De ellos, una representación había partido de Rute. La marcha ruteña se había organizado por iniciativa de la Cooperativa Agrícola, integrada en la federación FAECA, una de las organizaciones convocantes. En principio, el viaje se había preparado en AVE. Para ello, había cincuenta plazas disponibles para Rute. Pero ante la demanda, se fletó un autobús con otras treinta y cinco personas de la localidad.

Francisco Ramos es uno de los ruteños que se dio cita en la capital. La reivindicación lanzada por él y sus compañeros a los políticos es simple: que les oigan “y que busquen una solución de una vez”. Por lo general, hay unos márgenes “grandísimos” entre lo que se paga en origen y el precio de venta final. En el caso del aceite de oliva, la cifra de salida puede rondar “la de hace veinte años”. Sin embargo, cualquier abono, producto fitosanitario “o una simple jornada” han llegado a incrementarse “entre un 400 y un 500 por cien”.

¿Por qué, en cambio, en el supermercado o en la tienda los precios no están tan baratos” La clave la tienen los intermediarios, que están “haciendo su agosto”. Con este panorama resulta, por tanto, “inviable” que agricultores y ganaderos puedan salir adelante. Para Ramos, las cooperativas deberían comercializar “de forma más directa”. El intermediario no sólo se lleva los grandes beneficios, “sino que maneja el mercado a su antojo”.

Ramos espera que, aprovechando la presidencia española de la Unión Europea, el Gobierno, “que es el que puede”, ponga los medios necesarios para que agricultores y ganaderos puedan seguir “comiendo y viviendo” de su trabajo. Cree que está “en sus manos apretar un poquito a Bruselas”. De lo contrario, el campo y la ganadería “están arruinados”.

La solución debería empezar por fijar “un precio mínimo de origen”. En lo que va de campaña ya han ido oscilando y su evolución es “imprevisible, pero siempre al capricho de los intermediarios”. En lo que a atañe a los productores, tendrían que intentar que la venta sea más directa, “aunque es complicado y tiene unos gastos”.

Lo que está claro es que, en una campaña de mala cosecha, para una explotación familiar el beneficio es exiguo, “pero para un agricultor que tenga que valerse de alguien para la recolección, labores o tratamientos no cubre costes en ningún caso”. Así, el año pasado, donde la producción fue escasa, las aceitunas recogidas “no valían los sueldos”. Esta temporada hay que añadir la ausencia de lluvias y en el horizonte está la amenaza de que buena parte de la cosecha “se puede desperdiciar”.

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