La lluvia empañó pero no impidió que el pasacalles pusiera el mejor colofón al carnaval en Rute

Calles como Juan Carlos I se convirtieron en un río multicolor con los originales disfraces

Calles como Juan Carlos I se convirtieron en un río multicolor con los originales disfraces

El mal tiempo ha condicionado el tramo final del carnaval. Durante el segundo fin de semana carnavalero la lluvia hizo acto de presencia y es posible que alguno decidiera guardar el disfraz para mejor ocasión. Serían, de cualquier modo, casos contados. Los dos actos programados se convirtieron en un espectáculo multitudinario de color y gente con ganas de pasarlo bien y vivir intensamente esta fiesta. El tirón del carnaval en Rute es demasiado fuerte y en ninguna de las dos ocasiones el agua fue lo bastante fuerte como para hacer que la gente huyera en desbandada. Sí cayó una considerable tromba a mediodía del sábado, pero lo único que consiguió fue retrasar la salida de la parodia de romería que se había organizado. Los trajes flamencos y las carretas eran parte de la puesta en escena preparada para recrear esos aires romeros. El resto tenía que ver más bien con una devoción por los bares y un recorrido procesional por las calles de Rute a ritmo de batucada. Precisamente una batucada brasileña, los sanfermines y los senderistas ruteños han sido los disfraces que han precedido al de este año, en una idea puesta en marcha en su momento por un grupo de amigos y que cada vez congrega más gente en el segundo sábado de carnaval.

También cayó un pequeño chaparrón a mediodía del domingo de Piñata y la lluvia volvía a hacer acto de presencia horas después, durante el desarrollo del pasacalles. En este último caso, fue de forma débil y desde luego no impidió que se reeditara el momento más multitudinario que depara el carnaval de Rute. Hace ocho años que el Ayuntamiento puso en marcha esta iniciativa y casi desde primera hora se convirtió en uno de los actos más participativos de cuantos se llevan a cabo en nuestra localidad. Cierto es que con la subida al Fresno, entre las cuestas y la lluvia, que insistía en amargar la tarde, alguno “hizo la guerra por su cuenta”. Pero el hecho de ver calles largas como Juan Carlos I o El Cerro abarrotadas de gente confirma que Rute es uno de los pueblos donde el carnaval goza de más tirón.

Animados por la “Batucada Sambiosis” y las charangas “Los Piononos” y “El Aguardiente”, los asistentes participaban no sólo con su presencia sino con su creatividad. De nuevo este pasacalles fue un retrato vivo de la fauna humana y urbana que mira la realidad y procura reírse de ella poniendo a mal tiempo buena cara. Gente adulta o de la tercera edad y bebés que aún van en el carrito compartieron esta tradición común por recrear con humor el mundo que nos rodea.

Personajes auténticos o imaginarios desfilaron en esta tarde para sacar una sonrisa de la imaginación: desde los clásicos indios, mosqueteros o piratas hasta unos sorprendentes hombres invisibles. En unos, el esmero se centraba en el propio disfraz, como el de Alicia en el país de las maravillas; en otros, se trabajaba la puesta en escena conjunta, como el troncomóvil de los Picapiedra. Por unas horas, Rute fue un punto de encuentro cosmopolita donde tenían cabida tribus egipcias o africanas y hasta un adelanto de la boda del heredero a la corona de Inglaterra.

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