La comparsa “Los ladrones” copa premios en el certamen de agrupaciones con el que arranca el carnaval de Rute

“Los ladrones” terminaron la actuación que  suponía el regreso de muchos de sus componentes entre la aclamación popular

“Los ladrones” terminaron la actuación que suponía el regreso de muchos de sus componentes entre la aclamación popular

Han vuelto por la puerta grande. “Los ladrones” se han reinventado como comparsa de primer nivel. El suyo ha sido uno de los nombres propios del certamen de agrupaciones, que reunió a más de ochocientas personas en el complejo El Vado. Ha sido el nuevo lugar de celebración de este evento que, a su vez, ha supuesto el reencuentro de un grupo que parecía no volvería a repetirse. A principios de la pasada década varios jóvenes de Rute pusieron patas arriba el carnaval en lo que a agrupaciones se refiere. Tenían el desparpajo y el descaro propios de su edad, recogían el testigo de murgas legendarias en el pueblo y les sumaban una pasión casi irracional por el estilo gaditano. Con esos ingredientes cocidos a fuego lento en los ensayos y convenientemente servidos sobre el escenario, se alzaron durante cuatro años seguidos con el primer premio del concurso local. Y cerraron ese período de gloria con otro primer puesto en Córdoba, con la memorable chirigota de “Los beatos”. Después, las circunstancias de cada uno hicieron que el núcleo original se disolviera en su mayor parte. Nunca abandonaron el carnaval, lo llevan inoculado en la sangre, y en todo este tiempo se les ha visto en las distintas manifestaciones de esta fiesta. Pero ha sido este año cuando han vuelto a juntarse muchos de ellos, esta vez como comparsa.

Faltan algunos nombres propios, como los hermanos Pérez o los Piedra-Peláez. Sin embargo, de nuevo cabalga esa alineación que muchos recitaban de memoria: Molina, los hermanos “Poquito Pan”, “Falito”, Andresillo, Cortés, Ramírez o Baena. Y a ellos se suman nombres importantes en los últimos años como Repullo o Dani Piedra. Además, el director Juan José Caballero ya ha adelantado que, tras el regreso, la intención es quedarse. La suma de los “antiguos” y los nuevos les ha permitido copar la mayoría de los premios. Aunque este año tocaba certamen, había una parte de concurso, con reconocimientos para el mejor disfraz, presentación, pasodoble, cuplé y popurrí. “Los ladrones” se lo han llevado casi todo. Sólo han “dejado” el disfraz.

La otra agrupación con nombre propio tiene más de un apelativo y una cifra de la que presumir: treinta años. Ese tiempo lleva en la brecha la que para muchos sigue (y seguirá) siendo conocida como “la murga de Benítez”. Cada vez son más los que la llaman la de Javi Reina, por ser éste quien dio relevo al primer líder de la agrupación, tras unos años de rodaje. Lo incuestionable es que pocas agrupaciones pueden presumir de estar tres décadas en el candelero. Ésta lleva ese tiempo dando lustre a nuestro carnaval y con la actualidad local siempre como tema principal en sus letras. Como dice uno de sus miembros, Jesús Balmisa, son tantos los “tipos” que han puesto en escena que parece que se hubieran acabado las ideas. Finalmente, y por suerte, no es así y año tras año acaban sacando una idea de la chistera, tan original como el nombre con que la bautizan. Esta vez ha sido “Vivan las mantillas de cola y el Ron Negrita con Pepsi-Cola”. O dicho de forma más breve, “Los peinetas”.

Antes de que el carnaval de agrupaciones viviera esta etapa dulce ha habido años en que han llegado a salir ellos solos. Por eso, les parece “maravilloso” este momento. Y porque su parte de “culpa” tendrán ellos. De un modo u otro, la existencia de las demás murgas, chirigotas y comparsas no se acaba de entender sin “Los ladrones” y “Los peinetas”. Unos son ejemplo de las ganas para emprender un proyecto tan exigente, mantenerlo y, llegado el caso, recuperarlo. Los otros son ejemplo de constancia, de no renunciar a esta afición prácticamente bajo ninguna circunstancia. Partiendo de esas dos premisas, los premios y los reconocimientos del público vendrán solos.

Lo sabe bien la comparsa de “El cielo de Hélade”. Su recreación del Olimpo griego mereció el premio al mejor disfraz. Es la recompensa a la perseverancia de este grupo mayoritariamente femenino, donde sólo hay cuatro chicos, los instrumentistas. Su calidad ha crecido de forma notoria tras su debut del año pasado parodiando un coro góspel. No es la única presencia femenina. Una de las novedades ha sido la aparición de SVAC (Sus Vamos A Crujir). Bajo esa declaración de intenciones, decidieron que “Este año le damos bien al pico” y cogieron todo el atrezo de albañiles para convertir el escenario en una obra simulando del boom de la construcción. “El cielo de Hélade” y SVAC reflejan también la buena salud del carnaval ruteño en todos sus aspectos. En cualquier parte las agrupaciones son monopolio casi exclusivo de los hombres. Rute puede presumir de que, de siete, dos son de chicas.

Pese a que éstas son, por distintas razones, las más llamativas de esta edición, el papel del resto de agrupaciones no es menor. Por trabajo, por letra y música, por puesta en escena y por originalidad se merecen el aplauso popular. Creatividad ha habido en “La primera y la última”, con su parodia de las comuniones, desde el sacramento en la iglesia a la celebración y los regalos posteriores. Ha habido incluso riesgo en la puesta en escena de “Las que están hartas de Carrera”, con todo un autobús sobre las tablas. Otro paisaje urbano, pero también al aire libre y muy de nuestro tiempo, era el que reproducían “Las primas de la Belén y a las pijas que le den”, con todo lo que puede ocurrir en un botellón juvenil.

Y cómo no, aparte de la música, las voces y la puesta en escena, lo más esperado son las letras. Quién pillará repaso en ellas y si serán críticas, ingeniosas o picantes, son cuestiones que suscitan siempre expectación. La crisis, el Rey, los banqueros y la clase política han recibido el pertinente repaso en forma de coplilla. Y al menos a nivel local, los políticos lo han aceptado con las espaldas anchas y el mejor humor posible. El alcalde Antonio Ruiz lo tiene claro: bastante tiempo sufrió el carnaval la dictadura como para ponerle ahora cortapisas. José Antonio Pino es juez y parte en este asunto. Concejal en el Ayuntamiento de Rute e integrante de “Las primas de Belén”, es consciente de que el carnaval es crítica por definición. Ambos ediles protagonizaron uno de los episodios más aplaudidos. Pino enarboló una careta con el rostro de Ruiz y, aparcando por un rato las diferencias políticas, acabaron fundidos en un abrazo al grito popular de “alcalde”.

Belén Ramos no sólo asume como parte de su cargo las críticas sino que a más de una respondió con risas. De hecho, asegura que un poco de auto examen “no viene mal”. Como responsable del área de Festejos, le tocó repartir los sobres con los premios. Y bien que le recordó el presentador, Juan Manuel Caballero, que no entregara ninguno sin firmar si no quería líos. Fue la nota simpática con que finalizó la velada. Ramos era además presidenta del jurado. Como puntualizó, la decisión final no es más que la suma de las votaciones individuales. Que haya unos ganadores “evidentes” no es incompatible con que haya habido un nivel “impresionante”. Lejos de ser la cúspide del carnaval de Rute, este certamen es sólo el pistoletazo de salida. Por delante, hay una semana de derroche de color, humor e imaginación.

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