La Audiencia Provincial acoge el juicio al cabrero de Rute acusado de dar muerte a una persona que había entrado en su finca

Explotación ganadera en la falda de la Sierra de  Rute donde ocurrieron los hechos

Explotación ganadera en la falda de la Sierra de Rute donde ocurrieron los hechos

RADIORUTE.COM

Desde el pasado lunes 20 un jurado popular juzga en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Córdoba a un cabrero de Rute acusado de matar a una persona en noviembre de 2010. El intruso, probablemente con intención de robarle algún animal, se había colado en la finca que el acusado tiene en la Sierra de Rute. Ya han declarado el acusado, su hermano, los agentes que le detuvieron y se espera que sigan pasando por la sala de vistas peritos y otros testigos. El ministerio fiscal, que contempla para el acusado la atenuante de confesión y la eximente incompleta de legítima defensa, pide una pena de ocho años de prisión por un delito de asesinato. Por su parte, la acusación particular, que representa a la familia de la víctima, eleva los cargos a homicidio doloso y alternativamente asesinato, por lo que pide de 15 a 20 años. Por su parte, la defensa demanda la libre absolución.

Según el escrito del ministerio fiscal, el cabrero vivía solo en la explotación ganadera de su propiedad, ubicada en la Sierra de Rute, desde principios del verano de 2010. Allí, en una nave, tenía habilitada una sala como vivienda. Ésta se conectaba con otra destinada al ordeño, una dependencia con dos ventanas que daban a un corral a cielo abierto. El procesado, cazador habitual, tenía una escopeta en perfectas condiciones de uso, una canana con cartuchos y una caja de munición. El relato del fiscal apunta que, sobre las nueve de la noche del 27 de noviembre del 2010, el cabrero oyó el ladrido de sus perros “y el alboroto de las cabras”. En ese momento, cogió su escopeta, la cargó y se dirigió a la sala de ordeño. Una vez allí, se asomó a una ventana y vio en el corral a un hombre que había entrado en su propiedad “probablemente saltando la valla que circunda la finca y para sustraer algún animal”. Fue entonces, siempre según el fiscal, cuando el acusado, encontrándose a menos de cuatro metros y desde la ventana, efectuó dos disparos que alcanzaron al supuesto ladrón en el costado derecho y en la parte baja de la espalda. Sobre las nueve y veinte, el acusado llamó por teléfono a la Policía Local y dijo que había pegado dos tiros a un hombre, pero que no sabía si lo había matado. Cuando los policías llegaron a la finca encontraron al intruso muerto en el corral.

El primer día de juicio, el cabrero reconoció ante el juez que había disparado dos veces, pero sin intención de acabar con la vida del supuesto ladrón, sino para disuadirlo. Relató que había actuado “presa del pánico” después de que la víctima lanzase un bloque de cemento a la ventana tras la que él se ocultaba. El acusado confirmó que estaba acostado en la finca cuando escuchó el ladrido de los perros y que el ganado estaba “alborotado” también. Sobresaltado, decidió salir a una habitación contigua al refugio de los animales para comprobar qué ocurría. Entonces, asegura que distinguió la silueta de tres personas, a pesar de la oscuridad, y que, incluso, pensó que uno de ellos portaba un arma blanca por la posición de sus brazos.

Desde su posición les gritó para advertirles de que se marcharan, pero la respuesta de los intrusos fue tirar hacia la ventana varios objetos, entre ellos, un bloque de cemento que rompió el cristal. Como reacción al golpe, dice que se agachó y sacó el arma por la ventana y disparó en dos ocasiones, sin saber en un principio que habían impactado sobre el cuerpo de la víctima. En el momento de los hechos, la víctima, según la calificación del fiscal, tenía en una mano una pequeña navaja abierta y llevaba oculta entre la manga del jersey un cartón de vino de un litro casi vacío. De hecho, había dado un resultado positivo de 2,46 gramos de alcohol por litro de sangre.

Tras su testimonio, el martes por la mañana declaraba su hermano, que manifestó que el procesado le había dicho “muchas veces” que “le habían robado” en la parcela días antes de los hechos. También aseguró que no conocía a la víctima ni le consta que su hermano lo conociera. Según detalló, la noche del suceso llovía “mucho” y en la finca solo había un foco de la nave. En su declaración añadió que, después de producirse los hechos, su hermano le telefoneó. Éste le dijo que “había entrado gente” en la parcela y que había avisado a la Guardia Civil, si bien no le entendió si “le habían pegado” o que él hubiera disparado.

Por su parte, los agentes policiales que acudieron al campo aseguraron que el procesado les había comunicado que había “más de una persona” dentro de la parcela, y que cuando llegaron estaba “muy preocupado y nervioso”. Además, han confirmado que “se entregó” e hizo lo que los agentes le dijeron. No obstante, éstos no le preguntaron por qué había disparado, ni él lo contó en ese momento, aunque reiteraron que el procesado les insistió en que “le habían robado muchas veces”.

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