Estimado lector, en estos tórridos días de agosto vamos a acercarnos a una cuestión que viene siendo tónica habitual, nos vamos a centrar en la difusión histórico-patrimonial. Hace varios meses que vio la luz la revista de edición local “La Atalaya del Canuto. Ayer y Hoy”, puede que a la gran mayoría este nombre no les suene y es normal teniendo en cuenta la escasa difusión que ha tenido dentro de la población. Este ejemplo es realmente útil para demostrar la política nefasta de divulgación que tiene la cultura dentro de la localidad.
Como divulgador procuro que la información que se transmita sea accesible para el receptor, teniendo siempre presente la premisa de que cualquier tipo de información debe ser sencilla para que sea asimilable. Que la cultura pueda redundar en todos los estratos de la sociedad es una de mis cruzadas particulares, sin embargo, es descorazonador ver como a pesar de los esfuerzos, las instituciones que promocionan e incentivan la difusión histórica y patrimonial tienden a la mediocridad obteniendo siempre el mismo resultado. Para esta revista que vio la luz en mayo del presente, se han realizado alrededor de un centenar de ejemplares siendo su difusión muy limitada. La persona que suscribe estas palabras, que ha sido autor de uno de los artículos de la mencionada, recibió un ejemplar de la revista por medio de personal ajeno a la edición, con estas palabras prácticamente resumo el fatal y desdichado destino al que se enfrenta la publicación. Entiendan mi más profunda decepción pues mi intención es acercar la cultura a la sociedad y para conseguirlo dedico esfuerzo, es realmente triste comprender que el fruto de tu trabajo va a tener poco éxito de partida debido a una gestión que roza el patetismo.
Resumidamente, la revista se editó con la intención de plasmar por escrito el proceso al que se ha sometido la Torre del Canuto, así como, su relación y presencia dentro de la cultura común de Rute. Concretamente hablamos de nueve artículos sumamente interesantes que nos pueden ayudar a comprender el proceso de estudio, puesta en valor y restauración al que se ha sometido nuestra estimada torre-emblema. Todo el proceso al que se ha sometido la torre ha estado en debate público desde comenzaron las obras, no entiendo como se ha permitido que la publicación haya quedado relegada a un segundo plano, siendo prácticamente testimonial; el pueblo de Rute no merece esto.
Por último, quiero aprovechar la oportunidad que me brinda esta columna para realizar una pequeña apreciación sobre el contenido de la reiterada revista. Concretamente sobre el artículo “Rute en la Baja Edad Media”, a cuyo autor desde estas líneas saludo. En el se han plasmado unas hipótesis que quedan alejadas de mi percepción e interpretación y de las que me gustaría desmarcarme desde una perspectiva puramente científica. Antonio Moreno Rosa dentro de la misma publicación, relata detalladamente todo el proceso de estudio de la torre y es hasta el momento el que debe tenerse en consideración.
¡DESTACAMOS!