Antonio González logra la armonía de la música y la palabra en su emotivo pregón de las Fiestas Patronales

  • El compositor y profesor de música trasladó con maestría a la palabra la devoción que ya había trasmitido con la partitura en sus himnos y marchas a la Virgen del Carmen

Galería Pregón y coronación de la Fiestas Patronales 2023

Lo había advertido, la música y la palabra no son lenguajes tan distintos. Tienen pautas y patrones comunes como para poder encauzarlos en un mismo camino. Antonio González Écija, pregonero de las Fiestas Patronales de 2023, tenía ante sí el reto de llevar al texto escrito su maestría con la partitura. Y lo logró, a juzgar por las ovaciones que le tributó el público que llenaba la parroquia de Santa Catalina. De su oficio y arte en el pentagrama ha dado sobradas muestras en composiciones de todo tipo: desde bandas sonoras a marchas procesionales. A la Virgen del Carmen, cuyas glorias le tocaba pregonar, le ha dedicado, por ejemplo, la emblemática marcha “Reina entre olivares”, de cuyo estreno se cumplían este 14 de agosto justo catorce años.

También es suyo el “Himno de Coronación del Carmen de Rute”, para la Coronación Canónica de 2018. A modo de glosas introductorias, los versos de su letra sirvieron de hilo conductor para un pregón cuya vinculación con la música fue mucho más lejos. Hasta en siete ocasiones hubo acompañamiento musical. Una fue una grabación de la entrañable “Aurora”. A ella se añadirían cinco piezas propiamente dichas tocadas en vivo, entre ellas un estreno de su autoría, “Nana del divino infante”. A ese repertorio carmelitano se sumó una mezcla que fusionaba magistralmente al piano la citada marcha con el pasodoble de Francisco López “Reina y Señora”.

Son las dos composiciones que suenan cada último domingo de julio cuando la Virgen del Carmen baja por los Barrancos, en esa postal de oníricos tonos anaranjados, y cuando sube de vuelta. Pocos momentos del ovacionado pregón resumen más que éste la armoniosa unión que logró el pregonero entre el lenguaje musical y el escrito, entre las vivencias propias y las compartidas con su pueblo. Para todo ello, alternaron en la interpretación la Banda Municipal, un trío formado por Juan Ramón Caballero, Alberto Ramos y Jonathan Conrad Stabler, y el piano de Isabel Martín, la presentadora del pregonero.

Isabel y Antonio se conocen del periodo en que éste ejerció como profesor en el Conservatorio de Ronda. La presentadora destacó la “alegría” que irradia su compañero. En especial, lo describió con precisión de bisturí verbal cuando elogió su “belleza espiritual”, como “buen hijo, esposo y hermano”. Más allá del resumen que esbozó de su amplio currículum, Martín puso de relieve la devoción cofrade de González Écija, que se intensifica en sus dos advocaciones más queridas, la Virgen de la Sangre y la del Carmen. Él confirmaría que son, en efecto, sus dos “pasiones”. De ahí lo especial que le resultó aquella salida extraordinaria de la Patrona al barrio de la Vera Cruz, dentro del plan de evangelización de la Coronación Canónica. No obstante, no pasó por alto la imaginería ruteña, como reconocido “pueblo mariano”.

Si en una partitura deben ensamblarse con armonía los distintos movimientos, el discurso de Antonio González estuvo hilvanado desde el principio, en cada estrofa, en cada párrafo, con los orígenes de la advocación del Monte Carmelo, hasta la antesala del Año Jubilar que queda por delante. El pregonero recogió en sus palabras una herencia cultural de siglos que ha vivido desde niño, cuando su padre le enseñó a tocar en la guitarra los acordes de la “Aurora”. Como uno de los “Hermanos”, sabe qué se siente cuando se canta a la Virgen en las noches de los sábados estivales.

Como no podía ser de otra forma, su alocución fue subiendo en intensidad emocional conforme sus palabras repasaban esa intensificación de actos y cultos a la que se asiste desde el Traslado y durante la primera quincena de agosto. Así, la comunión entre pregonero y público alcanzó el clímax cuando se refirió a los dos momentos cumbre para la familia carmelitana de Rute. Uno es reciente, la Coronación Canónica de hace cinco años, de la que él fue actor principal con el mencionado himno. El otro se pierde en la noche de los tiempos: la procesión del 15 de agosto. Como si sus versos formaran parte de una marcha, cada estrofa podría haber servido para marcar el ritmo de los hermanos de varal cuando pasean a la Patrona.

Fue sólo una parte del recorrido sentimental que trazó sobre lo que significan las Fiestas Patronales. En una combinación a tres bandas de notas musicales, frases en prosa y versos, González hizo partícipe al público de lo que se siente estando entre los Hermanos de la Aurora, entre los músicos de la Banda Municipal y entre los costaleros que mecen a la Virgen. Son momentos o ciclos que suelen acabar ese día 15. No será así ahora. Como apuntó, por delante queda un Año Jubilar, el del centenario del patronazgo, de cuyos actos invitó a disfrutar uno a uno.

De igual forma que las vivencias en torno a la Virgen del Carmen no acaban este año con su procesión, tampoco con el pregón terminaron esta vez los actos en Santa Catalina. Allí se ha celebrado en esta ocasión la coronación de la reina de las fiestas, Nazaret Sánchez. Después de que el alcalde David Ruiz le impusiera la corona y la presidenta de la real archicofradía, Ana Burguillos, la banda correspondiente, la joven hizo lo propio con sus damas de honor, Rocío Rodríguez y María Sevilla. Culminaba así una noche emotiva, intensa, que había arrancado con la ofrenda de nardos a la Patrona, con la comitiva partiendo desde San Pedro. Quedaba aún la cena de hermandad, y reponer fuerzas, para afrontar el día más especial de las Fiestas Patronales.

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