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La joven promesa local ha protagonizado una de las actuaciones destacadas, dentro del buen papel que han tenido los representantes de Rute
Durante el último domingo de julio se disputó en Doña Mencía el I Torneo de la Plata de ajedrez. Hasta allí se desplazó desde Rute un grupo de cinco jugadores locales. Con su presencia contribuyeron al éxito de participación y organización de esta primera edición del torneo. Casi sesenta jugadores, entre los que se encontraban algunos de los más fuertes de la provincia, se enfrentaron durante siete rondas en partidas a un ritmo de ocho minutos más tres segundos de incremento por jugada. La expedición ruteña estuvo formada por los veteranos Cristóbal García, Antonio Llamas y Miguel Ángel Mangas. A ellos se sumaron los noveles José Pulido y Darío Sánchez, que optaron por jugar en categoría absoluta y no en la infantil, que se desarrolló de forma paralela.
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El ganador del torneo fue el cordobés Luis Miguel Lechuga, con seis puntos de los siete disputados, al que acompañaron en el podio su paisano José Antonio Díaz y Jesús Ordóñez, de Baena. Cristóbal García fue el ruteño mejor clasificado: con cinco puntos, terminó séptimo de la general. Con cuatro y medio le siguieron Antonio Llamas y José Pulido, undécimo y duodécimo. Por su parte, Miguel Ángel Mangas y Darío Sánchez alcanzaron tres puntos, que les permitieron ocupar los respectivos puestos trigésimo cuarto y trigésimo noveno.
Especial mención merece la actuación José Pulido. El todavía jugador sub-12, pupilo de Cristóbal García no sólo destacó por el buen juego durante todo el torneo y su alta puntuación, a sólo medio punto de su maestro, sino por su extraordinario resultado en la primera ronda. En ella, venció al número tres del ranking, pese a estar separados por casi novecientos puntos de ELO. En contadas ocasiones se puede ver una hazaña así, lo que viene a refrendar al ruteño como un valor de futuro en este deporte.
Pulido es un referente para ese grupo cada vez más numeroso de jóvenes de Rute que quieren aprender ajedrez. Como recuerdan los representantes más veteranos, su práctica favorece, entre otras capacidades, la concentración, el razonamiento lógico-matemático, la reflexión, la memoria, la toma de decisiones y la visión espacial. Además, desde un punto de vista emocional, ayuda a reconocer los errores y aumenta la autoestima. En la misma línea, hay estudios muy concluyentes sobre la relación entre el ajedrez y la mejora del rendimiento académico.