El tercer domingo de mayo puso el colofón a las fiestas celebradas en honor a San Isidro

Numerosos vecinos de las aldeas, y otros venidos  del casco urbano, se sumaron a la procesión de San Isidro

Numerosos vecinos de las aldeas, y otros venidos del casco urbano, se sumaron a la procesión de San Isidro

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Aunque el día específico de la onomástica es el 15 de mayo, desde hace tiempo en Rute las fiestas en honor a San Isidro se trasladan al tercer domingo del mes. En torno a ese fin de semana, las aldeas de Las Piedras, Palomares, Los Pérez y Los Villares reclaman su cuota de protagonismo. Son lugares para reencontrarse con amigos y revivir unas tradiciones que mezclan los cultos propiamente religiosos con actos lúdicos y populares. Así ha sucedido una vez más y durante cuatro días se ha podido disfrutar de costumbres que se pierden en el tiempo. Aunque la amenaza de lluvia ha estado presente en todo momento, no ha llegado a condicionar tanto las fiestas como el año pasado. Entonces, la presencia del agua obligó a recortar sensiblemente los dos recorridos procesionales del domingo. Ahora no se ha repetido ese extremo, pero sí apareció e influyó, por ejemplo, en el programa de actividades del viernes 17.

Los cultos habían comenzado en la noche del jueves. Desde ese día y hasta el sábado 18 se estuvo oficiando un triduo en la ermita de Palomares al patrón de estas aldeas de Rute. Pero junto a los cultos religiosos, si algo caracteriza estas fiestas son sus actos lúdicos y de convivencia. Así, en la tarde del viernes hubo un campeonato de dominó. Y ya entrando la noche el turno fue para la iniciativa novedosa de este año: un concurso de tortilla, dotado con tres premios de doscientos, cien y cincuenta euros. Según el responsable de organizarlo, Francisco Solano, están “muy contentos” de la “alta participación” que se ha registrado. Por tanto, todo apunta a que la idea se integrará en el programa de actos en años venideros.

Ya en la sobremesa del sábado llegó otro de los concursos más populares, el campeonato de “subastao”, con premios de 50, 30 y 15 euros. A media tarde se abrió la mesa de regalos y a las nueve  media de la noche tuvo lugar la ofrenda de flores y frutos al patrón de estas aldeas. Tras la ofrenda se reeditó otra tradición típica de estas fiestas: la velada de poetas. Durante el resto de la noche, la caseta estuvo amenizada por el DJ Eloy Cobos.

Como de costumbre, el día más intenso fue el domingo, con la doble salida procesional de San Isidro, en un carro tirado por dos bueyes. La jornada comenzó a las nueve de la mañana con la diana a cargo de la Agrupación Musical Santo Ángel Custodio, que después acompañaría a San Isidro en el tramo final de la procesión matinal. En este recorrido, la comitiva discurrió por la zona de Los Pérez, llegando hasta la Fuente de la Higuera. Allí, la cofradía invitó a una copa a los asistentes, incluidas las carrozas participantes. A última hora de la mañana, el cortejo volvió a la ermita de Palomares, donde se celebró la misa flamenca cantada por el Coro de Romeros de Zambra.

Terminada la misa, se dio paso a otro momento para la convivencia, con la paella organizada por la cofradía, en colaboración con el Ayuntamiento de Rute. Allí se juntaron los vecinos de las aldeas y otros venidos del casco urbano, aunque esta vez el fresco y la amenaza de lluvia hicieran disminuir la afluencia respecto a otros años. En la sobremesa, el turno fue para diversos juegos, la subasta de regalos de la mesa y la entrega de los trofeos. Se fueron sucediendo hasta la segunda procesional de San Isidro, centrada en este caso en Las Piedras y Palomares. Cuando caía la tarde, los fuegos artificiales pusieron el broche a la procesión y a unas fiestas que de nuevo han combinado lo religioso con nuestras tradiciones más populares.

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