Editorial Marzo 2021

Nos encontramos en plena Semana Santa, una de las costumbres y tradiciones religiosas de más arraigo en nuestra tierra. Sin embargo, por segundo año consecutivo, las imágenes de las distintas cofradías de Pasión de nuestro pueblo se han quedado en su templo. Por tanto, tampoco se están llevando a cabo las distintas estaciones de Penitencia. Hace un año, en marzo de 2020, toda la población ruteña, al igual que el resto de españoles, estaba confinada. Por primera vez en nuestra historia democrática, el Gobierno de la nación decretó un estado de alarma. Nos vimos privados de nuestras libertades de movimiento y reunión, obligados a quedarnos en casa y a salir exclusivamente para las actividades consideradas esenciales.
Desde marzo del año pasado se suspendieron todo tipo de actos y eventos multitudinarios. También la celebración de nuestra Semana Mayor. Hace un año nos costaba asimilar todo lo que estaba pasando. Resultaba difícil comprender, con los avances científicos del siglo XXI, que un virus nos estuviese ganando la batalla. Tampoco podíamos imaginar que doce meses más tarde continuaríamos padeciendo esta pesadilla generada por el coronavirus. El año pasado quedaron suspendidas todas las procesiones. Pero este año tampoco veremos desfilar los pasos ruteños. No obstante, la religiosidad y todo cuanto significa nuestra Semana de Pasión se está viviendo en las ermitas y parroquias de nuestro pueblo. Éstas están abiertas para los cultos y rezos cuaresmales.
Sin embargo, más allá de lo que significa no celebrar la Semana Santae incluso de la merma que esto conlleva en la economía local, lo importante esno tener que volver a preocuparnos por los ingresos hospitalarios o por la pérdida de vidas. Desgraciadamente, estamos escuchando hablar de una cuarta ola. Por eso, cuando se cumple un año de la pandemia, conviene recordar que Rute fue uno de los pueblos que más padeció durante la primera. Nunca olvidaremos los fallecimientos producidos en el seno de Residencia de Ancianos Juan Crisóstomo Mangas, entre marzo y mayo del año pasado. Después llegó el verano. La situación mejoró. En el otoño, y sobre todo tras la celebración de las reuniones navideñas, la incidencia de contagios se disparó en el municipio. En esa tercera ola otra vez llegó el sufrimiento. El virus volvió a cobrarse la vida de más paisanos de nuestro pueblo. Ahora, en las últimas semanas de marzo, la situación ha mejorado significativamente, hasta el punto de que en este mes hemos estado a punto de poder hablar de una tasa contagio cero.
Con el comienzo de las vacunaciones todo parecía estar en calma y volviendo a la normalidad. Pero no esasí. En los últimos días se han contabilizado nuevos casospositivos. Esto hace presagiar que estamos ante un cambio de tendencia. La cuarta ola ya es una realidad en algunos países europeos. Por tanto, y aunque al cierre de la presente edición, en Rute y en España, la situación es favorable, ojalá no volvamos a cometer los mismos errores.
Llegan los días grandes de la Semana Santa, no hay procesiones, y la población presenta síntomas de hartazgo y desesperanza. Aun así, tenemos que hacer un esfuerzo y acatar las restricciones y medidas de protección y seguridad. No nos queda otra. Se cumple un año de pandemia, en el que muchas personas mayores han perdido la vida. La juventud no ha podido vivir algunos de sus mejores momentos, dejando de relacionarse, abocados a recibir una formación online y privándose, ya van dos, de esos años universitarios que les preparan para la vida. Los de mediana edad, sobre quienes ha recaído el sustento de las familias, han visto mermada su economía, e incluso han perdido su empleo. Otros han tenido que cerrar su comercio o negocio.Por todo esto, y aunque parezca que estamos cerca de superar la pandemia, todos los esfuerzos que hagamos ahora merecen la pena de cara a evitar dilatar más esta pesadilla.
Por lo demás,marzo ha sido el mes en el que ha quedado inmortalizada la figura de Mariano Roldán con el monográfico editado por la revista literaria Ánfora Nova y el busto realizado en bronce por el escultor local Luis Manuel García. Fue un acto de homenaje y recuerdo al escritor ruteño, pero también de reconocimiento al extraordinario trabajo que desarrolla José María Molina al frente de la editorial.
Para concluir, damos la bienvenida a esta casa a la colaboración mensual con el periódico local del médico Sebastián García, con aportaciones críticas, que seguro nos harán reflexionar. Con él, son dos las personas que se nos han sumado en los dos últimos meses. El mes pasado también se estrenaba Francisco David Ruiz, que, justo ahora que se cumple un año de la pandemia, ha querido hablar de la docencia y de cómo el ámbito educativo también ha hecho frente a esta situación.

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