Cara y cruz: la lluvia hizo acto de presencia y deslució parte de la Semana Santa de Rute

Antonio Cruz, en el centro, señaló que la decisión de que Jesús de la Rosa no saliera ha sido la más difícil que ha tomado como presidente

 

Los peores temores de las cofradías de Pasión de Rute se cumplieron y, tal y como había augurado el Instituto Nacional de Meteorología, la lluvia irrumpió impidiendo el pleno en las salidas procesionales. Tras un arranque prometedor, con temperaturas casi primaverales en el Domingo de Ramos, el mercurio fue descendiendo conforme avanzaba la semana y se iba nublando el cielo. Así se llegó a la tarde del Miércoles Santo, cuando comenzaron a caer las primeras gotas. Desde entonces y hasta mediodía del jueves se recogieron 16,6 litros por metro cuadrado. Ello se tradujo en que la cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Rosa y Nuestra Señora del Mayor Dolor tuvo que cancelar su recorrido por primera vez en 27 años, desde que se refundara en 1981.

Ante el público que llenaba la iglesia de San Francisco de Asís hacia las ocho y media de la tarde, su presidente, Antonio Cruz, explicó que el hecho de no salir era “la decisión más difícil” que había tenido que tomar desde que llegó al cargo hace ocho años, pero que las razones estaban “a la vista”, puesto que no había más que echar un vistazo al cielo para convencerse de que las posibilidades de que despejara pronto eran escasísimas. La decisión de la junta de gobierno fue que tanto la Banda de Música de La Carlota, habitual desde hace tiempo, como la Banda Municipal de Rute, que volvía a tocar con esta cofradía tras unos años de ausencia, interpretaran algunas marchas, intercaladas con la actuación de los saeteros contratados. También los devotos disfrutaron de la bendición de Jesús de la Rosa, única imagen de Rute articulada para poder hacerlo.

Hacia mediodía del Jueves Santo al fin escampó y ya en la tarde-noche Nuestro Padre Jesús de la Humildad y La Soledad de Nuestra Señora pudieron salir con normalidad, después de que el año pasado las imágenes sólo recorrieran el barrio de San Pedro, también por la lluvia. De nuevo los dos momentos más difíciles de esta procesión fueron la subida del Abuelito a la carrera por el Cerro y la salida en el llanete de la ermita de San Pedro para el trono de la Virgen, el de más dimensiones de cuantos salen en la Semana Santa de Rute. Para evitar los cables del tendido eléctrico este año se había optado por que este trono fuera sin palio. Francisco Pérez, el presidente, explicó que la altura total del trono con el palio incorporado alcanza los 5,80 metros, “cuando hay varias calles de Rute en que estos cables quedan por debajo de los cinco metros”. En cuanto al llanete, después de un accidente de coche que destrozó la baranda en enero, se ha colocado una desmontable, no sólo para facilitar la salida y llegada de la Virgen, sino para poder albergar al resto de imágenes que se paran al llegar a este llanete. Además, se ha incorporado un soporte supletorio que facilitó considerablemente la movilidad del trono.

En la mañana del Viernes Santo, la procesión del Nazareno y la Virgen de los Dolores vivió uno de los momentos culminantes de la Semana Santa ruteña con la subida por El Cerro al compás de “La Madrugá”, de Abel Moreno, interpretada por la Banda Municipal. Aunque se ha convertido en un ritual que congrega a centenares de personas, Mari Córdoba, vicepresidenta de la cofradía, recuerda cómo hace sólo unos años apenas acudía unos cuantos a este lugar y ahora “cada vez va a más y la gente guarda el sitio desde mucho rato antes”. Esta misma cofradía volvió a salir por la tarde-noche, en este caso con el Santo Entierro, “el recorrido más solemne”, en palabras de Córdoba. Como es tradición, las autoridades locales acompañaron a la comitiva y tanto los costaleros del Cristo como los de la Virgen de los Dolores desfilaron en traje de luto, con guantes igualmente negros.

A la espera de que vuelva a salir la cofradía del Cristo Resucitado, hacia la medianoche del viernes se puso fin a la Semana Santa ruteña, con la salida de la Virgen de la Soledad, que representa otro de los momentos importantes de recogimiento. A pesar de que procesiona en un trono relativamente pequeño, Zacarías Jiménez, miembro de la cofradía y costalero durante años, matizó que el recorrido se hace “difícil”, ya que sólo cuenta con diez hermanos de varal y además pasa por las escaleras del Chorreadero. Esta salida ha supuesto además el final del mandato de la actual junta de gobierno. Durante los últimos cuatro años, se han afiliado en torno a 270 hermanos y se ha aumentado considerablemente el patrimonio de la Virgen, incluida la restauración de la ermita junto al cementerio. Con todo, para Zacarías lo más significativo ha sido el hecho mismo de funcionar de pleno como una cofradía con nuevos estatutos y sobre todo “con presencia institucional”.

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