Bibi Román expone en Rute su regreso a la pintura

  • Hasta el 4 de enero el Círculo de Rute acoge una muestra con algunos de sus trabajos desde que hace cinco años decidió volver a pintar, tras un cuarto de siglo de parón

El pintor ruteño junto a una parte de su obra en la que retrata a algunos de sus pintores de referencia

El pintor Bibi Román comenta los detalles de su exposición

Allá por 1991 el joven y prolífico pintor Bibi Román (Rute, 1968) aparcó de buenas a primeras los pinceles por un tiempo indefinido. Asegura que en su cabeza nunca dejaron de bullir ideas en forma de imágenes. Sólo paró de pintar “físicamente, no interiormente”. Sin embargo, durante casi un cuarto de siglo esas ideas no volvieron a plasmarse en un lienzo. Diseñador gráfico, siempre tuvo la pintura como una afición paralela, pero nadie esperaba que un día le diera por recluir su creatividad en la clausura del subconsciente. Hace cinco años decidió liberarla, y la vida y el arte regresaron a sus cuadros.

  • Asegura que durante todos esos años dejó de pintar “físicamente, pero no interiormente”

Los treinta mejores frutos de esa liberación se pueden ver (y comprar) desde el pasado 7 de diciembre y hasta el 4 de enero en el Círculo de Rute. Tenía ganas de “compartir un poco de cultura” con sus paisanos. ¿Es el mismo Bibi al cabo de casi 25 años? Las influencias de nuevos artistas que conoce, los viajes, el contacto con otras personas y otras culturas cambian la perspectiva. Pero hay algo en la mirada del artista que permanece. Gregorio Martínez Sierra dejó dicho que “saber mirar es saber amar”. No cabe duda de que el pintor ruteño sabe mirar, y en esa mirada late la emoción que es inherente al propio arte.

Contemplando la muestra, no se atisba el cuarto de siglo de inactividad. En cada pincelada está el mismo niño que creció en Rute y su entorno del “Tajo Cortao” y la Subbética cordobesa, o el adulto que vio mundo y conoció la gran urbe, descompuesta en celdillas de luz nocturna que a menudo aíslan. Es la misma mirada que adora el formato grande, sea acuarela, óleo o acrílico; la que ve arte en una fregona o en una cabaña, porque en las dos está la huella creativa del hombre. Es, en fin, la misma mirada que se siente deudora de los pintores que le han influenciado: David Hockney, Louise Bourgeois  o Luian Freud. Bibi Román está de vuelta y espera que esta vez sea para quedarse. Sus seguidores también.

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