Sebastián Leal: el corazón del baile

    • El festival al que da nombre intensifica en su vigesimoprimera edición el carácter solidario y escenifica los distintos géneros que se imparten en la escuela

Galería XXI Festival de Baile Sebastián Leal

Al común de los humanos el corazón le late a ritmo de sístole y diástole. El de los artistas, en cambio, tiene su propia cadencia. El de Sebastián Leal, por ejemplo, podría latir a ritmo de 3×4, o al de cualquier compás bailable. Su corazón bombea arte cuando late desde el baile hacia la humanidad, porque se entrega a las causas solidarias con la misma pasión que al arte. Al fin y al cabo, en síntesis, el arte es la suma de belleza y conciencia (en sentido amplio). De las dos cosas hubo mucho en la noche que inauguraba el mes de julio durante el XXI Festival de Baile que lleva su nombre.

  • Leal ha promovido festivales benéficos en las dos últimas décadas, pero a raíz de la pandemia ha querido dar esa carta de naturaleza al que organiza en Rute

No es de extrañar que la palabra “corazón” saliera varias veces de su boca. Asegura que lo habían puesto él y el alumnado que se subió a las tablas del Teatro al Aire Libre “Alcalde Pedro Flores”. En él lleva a los presentadores de esta edición, Almudena Caballero Leal y José Manuel Camacho, de modo que, como el propio artista dijo, “todo queda en casa”. Y en él guarda un hueco importante para sus niños y sus niñas, como le gusta llamarlos, por más que algunos sean mayores de edad. Un centenar ha pasado por la escuela este último curso, de los que 66 recrearon con su maestro 25 coreografías, con la colaboración de otros reputados compañeros de profesión.

Antes, la noche abrió un hueco a la solidaridad, con un cheque de 500 euros para la asociación Cuenta Conmigo. Para Leal, celebrar festivales benéficos no es novedoso. Los ha promovido en las dos últimas décadas. Pero a raíz de la pandemia ha querido dar tal carta de naturaleza al que organiza en su pueblo, teniendo con los colectivos sociales de Rute un gesto que implica a su alumnado y agita sus conciencias, para ponerlos en el lugar de quienes necesitan ayuda. El año pasado lo hizo con Arapades y ahora con Cuenta Conmigo, que disfrutó de una barra benéfica junto al teatro.

A continuación, el festival combinó los niveles de la escuela con las distintas disciplinas en que se ha diversificado. Con los años, el flamenco primigenio, el primero que empezó a correr por sus venas, se ha hermanado con otros géneros como los bailes de salón, el funky, la zumba o el fitness. Pero como en una fusión musical bien lograda, él ha conseguido que las coreografías fluyan sin estridencias, como si fueran piezas indivisibles que formaran parte de ese todo artístico llamado Sebastián Leal. En ese crisol de estilos y variedades, más de veinte años después, el flamenco actúa como la bisagra que sostiene el armazón del festival.

Para poner broche, Leal volvió a armonizar el arte con el arte. Como ya ha hecho con el caballo “Capricho” o con la Agrupación Musical Santo Ángel Custodio, compartiendo escenario y pasos de baile, el profesor ha elegido esta vez un grupo de ocho músicos para recrear dos piezas en directo. Quedaba el saludo final, toda una declaración de intenciones: “Alegría”, del aclamado Circo del Sol. No se puede decir más con menos. El espectáculo de Sebastián Leal tiene la fantasía de un circo y la luminosidad del sol. Y cuando termina quien lo ha visto se siente inevitablemente más alegre. Justo por esas tres razones es un espectáculo: sin duda, uno de los mejores que se puede disfrutar en Rute, y hecho por gente de Rute.

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