El Pantano de Iznájar cae a sólo un quinto de su capacidad

  • La prolongada sequía y la larga ola de calor de julio han propiciado que el embalse esté perdiendo a razón de más un hectómetro cúbico de agua de media diaria

El descenso de los niveles está haciendo que afloren zonas del embalse cubiertas por el agua (Foto: Juan Antonio Moscoso)

Aunque en el tramo final de julio la ola de calor parece dar una tregua, el respiro es poco significativo tras varias jornadas en que Rute y toda la comarca han estado en alerta naranja por altas temperaturas. Esa ola más larga de lo normal, unida a la prolongada sequía, está teniendo unos efectos devastadores en el Pantano de Iznájar. En la misma medida en que aumentan las temperaturas y escasean las lluvias, el embalse más grande de Andalucía está bajo mínimos.

  • Incluso con la prolongada sequía, el Pantano no sólo está a un quinto de su capacidad, sino que apenas tiene un tercio del agua que cabría esperar en estas fechas

Sus niveles continúan descendiendo de modo alarmante y a día de hoy han caído al 20,34%. Esto significa que sólo tiene un quinto de su capacidad. De los 981 hectómetros cúbicos de agua que puede llegar a albergar, por primera vez en años ha bajado del umbral de los doscientos, a sólo 199,56, según los datos que recoge el portal Embalses.net. Con todo, el dato más desolador es que a lo largo de la ola de calor está perdiendo a razón de más de un hectómetro cúbico diario de media. Sin ir más lejos, justo una semana antes aún tenía 211.

La situación es todavía más inquietante si se tiene en cuenta que, aun llevando varios veranos de sequía, el año pasado por estas fechas, con 259 hectómetros cúbicos, estaba al 26,4% de su capacidad, más seis puntos más que ahora. Más demoledora si cabe es la perspectiva a una década vista. La media de los diez últimos años a estas alturas es de 576 hectómetros cúbicos, un 58,8% de su volumen total. Esto significa que el Pantano en estos momentos no sólo está a un quinto de su capacidad, sino que tiene poco más de la tercera parte de lo que cabría esperar en esta época del año.

Los efectos de la sequía se ven acentuados por el calor y las temperaturas extremas. Con apenas un día de descanso entre dos olas que podrían considerarse una sola, se han sucedido casi dos semanas con valores por encima de lo normal. En realidad, todo el mes está resultando sofocante, confirmando las previsiones que apuntaban un verano con una acentuada anomalía térmica positiva. En Rute se ha traducido con varios días por encima de los 40 grados de máxima. Pese a que son valores altos, no es habitual que se rebase ese límite en nuestro pueblo.

De día, por suerte, hasta el momento han faltado algo más de tres puntos para alcanzar el registro máximo marcado en Rute desde que existen datos oficiales. Se dio el 14 de agosto del año pasado, cuando el observatorio local que supervisa Antonio Navajas para la Agencia Estatal de Meteorología registró 43,5 grados. Por la noche, en cambio, aunque tampoco se dispone de todos los datos históricos para confirmar la mínima, sí hay constancia de que en alguna ocasión los termómetros se han quedado “estancados” en los 28 grados y no han bajado en toda la noche de ese umbral. Es lo que ocurrió en la madrugada del domingo 24 al lunes 25: la mínima no bajó de 28,1 grados. Ha sido la noche más calurosa hasta el momento de este verano.

Deja un comentario