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Esta joven ruteña ha sido la encargada de la exaltación de las imágenes del Abuelito, la Soledad de Nuestra Señora y el Cristo de la Expiración
Exaltación a cargo de María Antonia Arrebola
La vida de María Antonia Arrebola va ligada al barrio de San Pedro, a su ermita, a las imágenes que guarda, pura tradición en la Semana Santa de Rute. Una de ellas, la del Cristo de la Expiración, antecede nuestra Semana Mayor, con su Vía Crucis del Viernes de Dolores. Jesús de la Humildad (el Abuelito en el imaginario colectivo) y la Soledad de Nuestra Señora, abren los días grandes. Mucho antes, la hermandad celebra desde hace 23 años la exaltación de sus titulares. María Antonia ha crecido con esta celebración. Ahora, sus trayectorias han confluido, al ser ella la exaltadora de 2019.
- La joven forma parte de la junta de Gobierno de lo que definió como “una humilde familia”, donde trabaja “a gusto”
La presentó su padre, Juan Arrebola. Introdujeron el acto la presidenta de la hermandad, María del Carmen Mangas, y el secretario, Félix Rabasco, que dio a conocer a los hermanos mayores: Francisco Tejero, del Abuelito; y Francisco Navajas y Encarnación Ruiz, de la Virgen. Los tres recibieron los báculos correspondientes. Rabasco destacó que en tiempos seglares haya gente “de fe y comprometida”. La presidenta, en alusión a la exaltadora y su presentador, resaltó el papel de la familia para trasmitir las tradiciones.
Un ejemplo es Juan Arrebola, 41 años ya vinculado a la hermandad. El presentador apeló a la emotividad del Abuelito, citando un pasaje en verso de Juan Antonio Aroca. Arrebola describió a su hija como “una más” del barrio, que se ha implicado desde pequeña en la cofradía. Con el tiempo, el destino la ha llevado a ejercer de enfermera en Antequera. Pero no ha deshecho los lazos con Rute, San Pedro y su Semana Santa.
Su hija rememoró la leyenda de la llega de las imágenes a Rute, para afrontar una tarea “complicada”. Toñi Arrebola compareció con la túnica de nazarena del Abuelito, que lleva desde los ocho años. Según dijo, ya entonces “algo despertó” en ella. Después, ha dirigido a los nazarenos de la Virgen. Hoy, además de acompañar como nazarena, forma parte de la junta de Gobierno de “una humilde familia”, donde trabaja “a gusto”.
La exaltadora recordó que el Jueves Santo en casa es un día “de locos”, preparando la mesa, las túnicas, mirando al cielo a ver si no llueve. Al fin, suena la llamada de su propio padre a las puertas de San Pedro. Las imágenes salen a la calle, recorren el barrio, el resto de Rute y vuelven al templo al son de “Mi Amargura”, recreada al piano durante su intervención. Termina así la estación de penitencia, con la mezcla de alegría y pena de haber visto un año más los pasos en la calle y despedirlos. También así concluyó la exaltación, no sin que antes la joven y su padre recibieran sendas placas de recuerdo.