Fosforito y el presidente de la peña de Zambra se encargaron de descubrir el cartel
Cada año los aficionados al cante saben que han de guardar un hueco en su agenda para primeros de julio. En esas fechas tiene lugar la Noche Flamenca de Zambra, que alcanza ya su mayoría de edad. El primer viernes de junio se presentaba el cartel correspondiente a esta décimo octava edición. Entre los invitados al acto, un nombre el propio, el que encabeza este año el festival. La Peña Cultural Flamenca de Zambra rinde tributo a Antonio Fernández, Fosforito. Según explicó su secretario, Juan Antonio Pedrazas, cuando en enero empezaron a cerrar las actuaciones, pensaron que alguien que tiene la V Llave del Cante “merecía este homenaje”. El cantaor pontanense no es sólo una leyenda viva del flamenco: sus conferencias constituyen auténticas cátedras de cante. Junto a Fosforito, el 9 de julio estará junto al río Anzur un imprescindible de estas noches como es El Cabrero. El cartel se completa con José de la Tomasa, Antonio Mejías y Rocío Luna. De la guitarra se ocuparán Antonio Soto, Niño Elías, Fernando Rodríguez y Francis Pinto.
El presidente de la peña, José Luis Hinojosa, recordó que, junto a artistas consagrados, siempre se apuesta por otros emergentes. Son los casos de Antonio Mejías, ganador del concurso nacional de Córdoba, o Rocío Luna, que con sólo trece años ya atesora premios como el internacional de Lo Ferro. Para presentar esta XVIII Noche vuelve un habitual, paisano además de Fosforito: Juan Ortega. Otros entendidos han oficiado de maestros de ceremonias, pero en palabras de Hinojosa, Juan tiene “esa cosilla que no nos dan los demás”. El presidente adelantó que las entradas estarán a la venta en los puntos habituales de Rute y las aldeas. En esta ocasión se ha puesto un precio “acorde con la crisis”: doce euros por anticipado y quince en taquilla.
Para el representante Bernardo Mesa, el buen hacer de los directivos de la peña ha permitido que el festival se sobreponga a la crisis. De entrada, no ha tenido que echar el cierre como ha ocurrido en muchos puntos de nuestra tierra. Pero además, para Mesa no sólo se ha consolidado como un referente en Andalucía sino que es “uno de los mejores de España, junto a otros como Zamora o Zaragoza”. No es que aquí no se note la crisis, pero se sigue manteniendo un festival “muy digno”. Ello es posible a fuerza de mucho trabajo, de empezar con bastante tiempo de antelación, y también de que esta noche es un referente y los artistas tienen “un compromiso cuando se les llama”.
Si el festival da caché a muchos cantaores, el camino inverso también se da cuando quien acude es alguien de la talla de Fosforito. Para el pontanense, tras más de sesenta años dedicados al cante, el cariño y el afecto de los organizadores es algo “de agradecer”. Con la perspectiva de la experiencia, para Antonio Fernández, antes de la crisis hubo otro factor que hizo que los festivales se fueran muriendo “de exceso”. En su opinión, aparte de ser “insoportable” por su duración, una velada de seis o siete horas no se podía mantener económicamente. Por eso, la apuesta que se realiza en esta aldea de Rute y el haberse sabido adaptar a los tiempos le parece “encomiable, hay que quitarse el sombrero”.
