La III Carrera de Montaña “Villa de Rute” vuelve a juntar a más de doscientos participantes y cincuenta colaboradores

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Raúl Ortiz repitió su triunfo del año pasado y volvió a cruzar en primer lugar la línea de meta por debajo de la hora y media.

Conforme se complica el trazado, mejoran las expectativas y las valoraciones. Las carreras de fondo crecen en solera según aumenta la exigencia. En el caso de las de montaña se puede incrementar la dureza añadiendo distancia o complicando la dificultad técnica; o se puede hacer un poco de las dos cosas. Por algo se llaman pruebas de resistencia: la meta del corredor de fondo no está sólo en rebajar tiempo sino en sobreponerse a todos esos obstáculos. Por eso, cuanto mayor es el sufrimiento más grande es la satisfacción por lo logrado. Es puro afán de superación, explorar el cuerpo, conocerlo, analizar sus limitaciones y, lejos de resignarse a asumirlas, vencerlas a base de tesón. Nada de esto se puede perder de vista para entender que los corredores pidan más y más en la carrera de montaña “Villa de Rute”. Pese a ser muchos de ellos especialistas en pruebas “trail” de este tipo, reconocen que la llamada “CxM” ruteña es “muy dura”.

En esta ocasión, el recorrido apenas eran 250 metros más que el año anterior, suficientes para llegar al mismo Canuto. Eso sí, todos coinciden en que eran exigentes al máximo. En suma, más de 17 kilómetros y mil cien metros de desnivel acumulado. Lo dicho, los corredores piden dureza y José Antonio Alcalá la proporciona. Porque él es el alma y el principal artífice de esta carrera. A él le cabe el mayor mérito de que se haya convertido en sólo tres años en un referente. De nuevo la cifra global de participantes ha superado los doscientos. En concreto, han sido 220. De ellos, 195 eran corredores y el resto hicieron la ruta senderista paralela. Una veintena de los que corrían eran de Rute. El respaldo de la participación se completa con las cincuenta personas que hubo colaborando con la organización para que no fallara ningún detalle. Lo único que falta es que haya más chicas que se animen a inscribirse.

Ahora Alcalá va de la mano del Ayuntamiento. Son conscientes de que una sola persona no podía asumir todo el peso de la organización de cara a permisos y seguros. Así lo resume el concejal de Deportes, Manuel Sánchez, que destaca que el diálogo fue fluido al comenzar las conversaciones tras el verano, para que el Consistorio ampliara el apoyo económico, aparte de la aportación logística y de infraestructuras. Para el alcalde Antonio Ruiz constituye otra forma de “potenciar” las posibilidades que ofrece la Sierra y todo el entorno natural. Tienen claro que el menú de carreras de Rute lo presentan muy pocos municipios, y hay que mantenerlo en la medida de lo posible.

En lo meramente deportivo, repitió en el primer puesto Raúl Ortiz, de Villanueva del Rosario, con 1 hora y 27 minutos. El año pasado vino recién estrenado en el mundo de la montaña, que considera menos sufrido que el asfalto. Cuestión de sensaciones. Cierto es que su cuerpo liviano reúne un perfil idóneo para subir. Más sorprende cuando afirma sin titubeos que lo que más le cuesta es ir hacia abajo. También repitió en el podio, pero un escalón por debajo, el lucentino Antonio Manjón. Por delante de él, la confirmación de que el boca-oreja está cundiendo en esta carrera. El segundo puesto fue para José Ramón Cabrera, de Morón, que había conocido la carrera gracias a Manjón.

A nivel local, que José Ariza llegue exhausto a la meta no es incompatible con que ahora mismo el presidente del Club Atletismo Rute esté un peldaño por encima de sus compañeros. Casi al mismo tiempo entró José María Garrido, “Chico”, un valor en alza del medio fondo ruteño. Después de unos años corriendo de forma más discontinua, su trayectoria este año está siendo espectacular. No fueron, sin embargo, los dos primeros ruteños. La grata sorpresa de la carrera fue el primer puesto local logrado por un joven de Los Llanos, Javier Vergara, inscrito en el Club Atletismo Lucena. Su actuación ratifica el tirón que hoy por hoy tiene este deporte en todo nuestro término municipal. Tras ellos, Pascual Roldán, cuarto ruteño, representa la otra cara de la carrera. En plena temporada de raids e inmerso en varias combinadas, para Roldán y sus compañeros de equipo esta cita sirve de “entrenamiento” para coger la forma de cara a la competición.

En lo que coinciden todos es en felicitar por la organización. Si algo ha demostrado a estas alturas Alcalá es que no quiere caer en la autocomplacencia. Por ello no dejaba de pedir su parecer a los corredores cuando habían acabado. Asegura que esa satisfacción que les trasladan compensa “siempre”. Esas palabras de felicitación representan el principal estímulo para preparar la siguiente edición, en la que aseguró que ya esté pensando. ¡Manos a la obra!26

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