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Durante su duración, unos tres meses, el patrimonio se guardará en Santa Catalina, San Sebastián, la casa de hermandad y algunos domicilios particulares
Tras la misa “de despedida” de sus titulares del primer jueves de julio, la ermita de la Vera Cruz va a cerrar al culto por un tiempo. Ni siquiera las imágenes van a estar en su interior, tras el traslado a Santa Catalina organizado para el domingo 8. El motivo es que se van a acometer las obras de mayor envergadura en décadas. Con ellas, se intenta solventar de una vez los continuos problemas de humedad. Según explica el presidente de la cofradía, Francisco Jesús García, esta parte del casco urbano de Rute tiene agua en el subsuelo. Hasta ahora se había solventado pintando la ermita o cubriendo con cemento, pero el agua seguía apareciendo. De ahí que se acometa esta obra integral.
- Se va a levantar toda la solería y las paredes se van a picar para luego revestirlas con mortero de cal
Se va a rebajar un metro el nivel del suelo, levantando la solería, para crear una cámara de aire que aísle del agua. También se van a picar las paredes, para dejarlas secar y luego revestirlas con mortero de cal. De igual modo, se va a aislar el altar para preservar el retablo que lo preside. Ya está muy dañado y, según García, es “de los más valiosos que hay en Rute”. Como va a seguir habiendo agua subterránea, hay que asegurarse de que no vuelve a afectar a la ermita. Las actuaciones anteriores habían sido un arreglo temporal, pero las consecuencias a la larga fueron peores. El cemento lo que hizo fue subir el nivel al que llegaba la humedad tras las paredes.
Como es lógico, todo lo que hay en la ermita se va a desmantelar. Así pues, aparte del traslado simbólico de los titulares, el resto del patrimonio, incluidos los cuadros, se va a sacar también. Algunas imágenes estarán en la capilla de San Sebastián, y lo demás en la casa de hermandad y en domicilios de algunos miembros de la junta de Gobierno. Por otra parte, al rebajarse el suelo se va a suprimir el escalón que hay entre el portal de la ermita y la nave principal. Ello dará más amplitud, aunque el presidente subraya que es una ventaja añadida, “pero no el motivo principal de las obras”.
Se prolongarán “hasta el otoño”, según actúe la meteorología. También en función de lo que encuentren bajo tierra podría elevarse el presupuesto inicial, que está entre cincuenta y sesenta mil euros. Cuentan con aportaciones del Obispado y la Diputación, además de lo que la cofradía ha reservado en estos años. Aun así, García ha hecho un llamamiento para ayudar con este patrimonio “que no es de la ermita ni de la cofradía, sino de todo el pueblo de Rute”. Además de garantizar transparencia, ha aclarado que, al ser una entidad sin ánimo de lucro, las donaciones tienen “ventajas fiscales” en la renta.