HABEMUS PRESIDENTE

Por sus actos los conoceréis. Y hay que ser consecuentes y saber diferenciar las formas del fondo, y el fondo de las formas. Hemos visto dislates en la izquierda y prepotencia en la derecha. El inmovilismo del PP ha provocado sismos de tremenda magnitud en las filas del PSOE, que se ha roto en dos facciones de difícil reconciliación. Los que jamás hubieran dado su brazo a torcer por conservar sus principios, y los que han preferido investir un presidente de derechas salpicado de corrupción hasta en la corbata antes que someterse de nuevo a unas urnas que pese a castigarlos de nuevo (por no aplicar las políticas de izquierdas que deberían ser baluartes de sus acciones) sí que hubiesen sido más democráticas que el resultado de una abstención contra sus principios fundacionales. Máxime cuando en el discurso previo a la votación el Sr. Rajoy hizo gala de la soberbia que lo caracteriza aseverando que no acataría ni una sola propuesta para derogar o reformar lo que tanto daño ha hecho a las clases medias y trabajadoras. Y aún así, vendieron su abstención. Aquellos que dicen que unas elecciones dañan a la democracia… o no saben lo que es democracia o quieren vender la moto de forma soez para expiar su falta de ética política. Tampoco es lícito subir a una tribuna a despotricar y lanzar frases hirientes sin medida, pues pese a llevar razón en muchos de sus argumentos, las formas no fueron las debidas, cosa que terminó desacreditándolo.
Una sesión de investidura sin mayorías absolutas debe ser consensuada, negociada, tratada con la sensatez que se desprende de las urnas, que quisieron que nadie aplicase su programa íntegramente, sino de forma coordinada. Y no han sabido interpretar este mensaje del pueblo. Han mirado más sus sillones que el futuro inmediato de nuestro pueblo, que ya se ve recortando 5.500 millones de euros para los próximos días. ¿Quiénes serán los que padezcan de nuevo los recortes? Y ahora es cuando se verá bien lo importante de quién gobierna, de quién ha de afrontar esas medidas, pues no se aplicarán los mismos recortes gobernando una derecha opresora de derechos sociales que tiene satisfechas en demasía sus necesidades de comida y techo que si gobernase una izquierda sensible con las necesidades de las clases obreras que apenas llegan a final de mes. El símil es fácil: una dieta severa no afecta igual a un obeso (millonario) que a un famélico (obrero que no llega a fin de mes). Pero para más desigualdad, esa dieta se aplica sobre todo a alimentos básicos, y apenas afecta a cava y caviar. Es decir, los recortes van a aplicarse a los aspectos que afectan a la mayoría social obrera, pero no a la minoría rica que es la que más tiene, y a la que menos se le cobra en impuestos.
La desaparición de la brecha social parece no estar en el objetivo principal del Sr. Rajoy. Esperemos a ver los nombramientos ministeriales para saber si vamos a tener más de lo mismo o se atisban vientos de cambio en el rumbo de un país que hace aguas. Salario mínimo interprofesional, sanidad pública universal, contratos laborales dignos, impuestos progresivos, extinción de aforamientos, reforma Constitucional, educación pública de calidad con Pacto de Estado por la Educación, Justicia Universal y gratuita E INDEPENDIENTE, y un largo etcétera que debería tenerse como horizonte para alcanzar un Estado de Derechos y Democrático en el que nadie sea más que nadie…

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