Fallece Rafael Martínez-Simancas, periodista, escritor e Hijo Predilecto de Rute

Rafael Martínez-Simancas en una de sus visitas a  Rute, con motivo da la publicación de su novela histórica “Doce balas de cañón”

Rafael Martínez-Simancas en una de sus visitas a Rute, con motivo da la publicación de su novela histórica “Doce balas de cañón”

Rafael Martínez-Simancas nos ha dejado. Nos hemos quedado sin sus nardos en la palabra, parafraseando uno de sus libros. Se ha detenido el caudal, el torrente más bien, de certeras frases con las que radiografiaba la realidad, mezclando a partes iguales realismo, humor, ironía e ingenio; mucho, mucho ingenio. La noticia sacudía a amigos, compañeros de profesión y en general a todos sus paisanos en la mañana de este jueves, 3 de julio. Después se fueron conociendo algunos detalles. Había fallecido sobre las diez de la noche del miércoles, quizás cuando menos se esperaba, si es que esas noticias se pueden esperar alguna vez o tener el cuerpo y la mente preparados para ello. Parecía que había superado lo peor de su enfermedad, una larga travesía por el desierto emocional de los hospitales, la quimioterapia y todos los tratamientos pertinentes. Lo había afrontado con entereza y desafiando a la muerte con una sonrisa, como si le dijera: “A mí me vas a asustar tú, que estoy curtido en mil historias”.

Con esa misma valentía, no exenta de un tono socarrón, había contado su batalla en “Sótano octavo”, su último libro. No era una actitud morbosa, al contrario: su vitalismo se basaba en el absoluto convencimiento de que hasta de lo más trágico se podía sacar una sonrisa, una enseñanza para salir adelante. Del libro, de su enfermedad, de su eterna gratitud al personal médico que lo había tratado estuvo hablando apenas un mes antes en una entrevista para Radio Rute. Jamás negó un detalle, unos minutos, una conversación, a los medios de su pueblo. Rafael Martínez-Simancas había nacido en Rute, en 1961, y aunque desarrolló su trayectoria como periodista y escritor en Madrid, nunca olvidó su origen. Volvía a Rute por Semana Santa, a fotografiar a Jesús de la Rosa, tan cercano a su casa natal, o durante las Fiestas de Mayo (fue pregonero de la Virgen de la Cabeza).

Se codeó con los más grandes del ramo, o para ser exactos, fue cogido del brazo con ellos. Y a todos y cada uno, del brazo se los trajo para Rute, para que conocieran su pueblo, su incomparable entorno natural y la adorada reserva de burros de su no menos adorado amigo Pascual Rovira. Personajes que ocupan puestos destacadísimos en empresas e instituciones punteras de nuestro país han sabido de Rute gracias a Rafael. Nuestro pueblo no pudo tener mejor embajador. Valga como ejemplo de cómo reivindicaba sus orígenes su participación en el programa “Herrera en la Onda”, con Carlos Herrera en Onda Cero. Durante el tiempo que colaboró, Simancas se encargaba de poner “La guinda” y se hacía presentar como “Rafael Martínez-Simancas y Rute”. Todo ello le hizo merecedor en el año 2004 del reconocimiento unánime de la Corporación Municipal como Hijo Predilecto de la Villa.

Como periodista radiofónico, comenzó en la desaparecida Radio Cadena Española. A lo largo de su vasta experiencia profesional trabajó en la Cadena Ser, en la COPE, Onda Cero y Punto Radio. En televisión dirigió el programa “Nada Partidarios”, de Intereconomía, y en 2007 presentó “El Mundo en Portada”, tertulia de El Mundo TV. También dirigió y presentó “Hoy en Madrid” en Onda Madrid. En medios escritos, colaboró como columnista de El Mundo y Madriddiario.es, entre otros muchos. Y fue director del diario “Qué!”. Rafael Martínez-Simancas recibió el reconocimiento de su gremio, con varios premios y galardones. Entre ellos, destacan el Premio Mesonero Romanos de Periodismo, en 2007, y el Premio Antena de Oro de la Federación Española de Profesionales de Radio y Televisión, en 2001.

A pesar de su estrecha relación, y su pasión, con la radio, confesaba que le gustaba más escribir y leer. Tal vez por ello, en los últimos años había desarrollado de manera más prolífica su faceta como escritor, más allá de sus artículos periodísticos. Su talento le permitió abordar diferentes géneros y salir airoso de todos. Cultivó una suerte de parodia de la crónica de sociedad, poniendo en evidencia las meteduras de pata de los famosos con “Estoy en el candelabro, y otros nardos en la palabra”. Se acercó a la novela costumbrista, repasando con nostalgia la movida de los 80 y un Madrid “que ya no existe” en “El amor patético”. Escribió dos biografías sobre Julio Anguita, “El corazón rojo” y “El tiempo y la memoria”. Y cultivó la novela histórica, con un episodio crucial y todavía poco conocido de nuestro pasado, en “Doce balas de cañón”.

Se ha previsto que el funeral tenga lugar en Madrid, su ciudad de adopción, donde desarrolló esta brillante y dilatada trayectoria. Pero fuentes cercanas a la familia han confirmado que, después de ser incinerado, sus cenizas vendrán a Rute en las próximas semanas. Rafael Martínez-Simancas volverá a su pueblo, donde las banderas del Ayuntamiento ondean a media asta y se han decretado tres días de luto. Sonará a tópico, pero es una certeza que él se va y su obra queda. Una obra ingente como pocas.

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