Las empresas de artes gráficas denuncian que Diputación hace trabajos “gratis” a entidades y colectivos

Las imprentas no van contra los colectivos; ven  lógico que quieran buscar un beneficio

Las imprentas no van contra los colectivos; ven lógico que quieran buscar un beneficio

Las empresas de artes gráficas han mostrado su preocupación por los servicios gratuitos que presta la imprenta de la Diputación. Sin ignorar la crisis, aseguran que en la provincia se ha perdido el 50% del empleo en el sector. Por ello, la Asociación de Artes Gráficas de Córdoba (Asagra) pide que no se imprima gratis para instituciones ajenas a las entidades locales y se vuelva a la línea de subvenciones. La Diputación tiene pendiente una reunión con Asagra. La idea, según su vicepresidente tercero, Manuel Gutiérrez, es que acuda la presidenta provincial, María Luisa Ceballos, y que no se prolongue más allá de julio, pero aún no hay fecha.

Las imprentas de Rute confirman que se nota un menor volumen de trabajo. Desde hace tiempo, Diputación imprime la cartelería de los ayuntamientos cordobeses. Se convivía con ello porque había más líneas de colaboración. Pero en dos o tres años ese servicio “se ha excedido” y se ha extendido a instituciones como asociaciones o cofradías. Celedonio Romero, gerente de la imprenta del mismo nombre, suscribe la idea de “competencia desleal”. Para Francisco Jesús García, actual responsable de la empresa familiar Imprenta García, “no existe otro término más suave”. Se está ofreciendo gratis “un trabajo que tiene un precio en el mercado, a costa de los impuestos de todos”.
Manuel Gutiérrez niega tal extremo. Sostiene que esos servicios han existido siempre, “pero curiosamente hasta hace tres años no constaba ninguna queja por escrito”. No cree que una imprenta (la de Diputación) “con diez o doce trabajadores” sea la causa “de que un sector disminuya su producción en un 50%”. Además, señala que “la mayoría” de peticiones viene “de los ayuntamientos”.

Damián Molina, de Gráficas Dafran, la empresa ruteña más reciente, opina que el impacto se palpa más en los pequeños negocios. Dependen mucho de los encargos de entidades como las cofradías. La cartelería es el ejemplo más palpable: se siguen sacando carteles, pero es Diputación quien los imprime. Sin embargo, según Molina, se puede decir lo mismo de otras publicaciones como revistas o libros. Francisco Jesús García no puede cuantificar lo que se ha perdido, “pero es mucho”. Trabajos que antes se hacían ya no se hacen. Y hay otros que antes no se hacían y ahora sí “por ser gratis”. ¿Qué pasaría si Diputación cerrara ese grifo? No lo sabe. Desconoce si, en caso de que se dejara de prestar ese servicio, las entidades que se han beneficiado estarían dispuestas a seguir pagando por él.

En su opinión, la crisis del sector se ve multiplicada en Córdoba. No entiende por qué se ha dejado de subvencionar determinadas publicaciones. Su propia empresa ha hecho “muchos trabajos” para Diputación, en una simbiosis donde todos salían beneficiados. Incluso la competencia entre imprentas formaba parte de las leyes del mercado “y repercutía en mejores precios o mayor calidad”. Romero asegura que el problema no se ciñe a los carteles, sino a otras publicaciones. Su imprenta se encargaba de algunos trabajos en la capital. Estaban subvencionados por la Diputación “y ahora directamente los imprimen ellos”. Manuel Gutiérrez no niega que Diputación lo ofrezca gratis a esos colectivos. Entiende que forma parte de los servicios que presta la entidad provincial.

Un aspecto en el que coinciden los empresarios ruteños es que su queja no va contra el Ayuntamiento “y menos aún contra ningún colectivo, asociación, hermandad o cofradía”. Ven lógico que si tienen acceso a un servicio gratuito se aprovechen. Lo que no comparten es que “desde la propia institución” se busque el contacto local para llegar a esos colectivos. También son conscientes de que la Diputación ha renovado su maquinaria. El “miedo”, así lo describe Romero, es que eso “va a quitar más trabajo”. Francisco Jesús García no tiene constancia personal u oficial de que se haya ampliado la maquinaria o se haya aumentado el personal en la imprenta de Diputación, pero sospecha que alguna solución se ha debido de dar para responder a tal volumen de trabajo. Para el vicepresidente provincial, la renovación de la maquinaria responde a criterios más simples. Según explica, si una máquina está estropeada, “o se considera conveniente cambiarla o modernizarla, cualquiera la renovaría por otra más moderna, no tiene sentido que Diputación no lo haga”.

Celedonio Romero afirma que en Jaén o Granada no se llega a este extremo. Allí se mantienen las subvenciones y todas las partes quedan satisfechas. García también sabe que en otras provincias las imprentas de las respectivas diputaciones hacen trabajos para colectivos, “pero no de una manera tan generalizada como en Córdoba”.

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