El raid “Villa de Rute” presenta como aspecto más positivo la alta participación y como mayor revés la influencia del calor

El entorno del "tajo cortado" deparó pruebas de escalada espectaculares

El entorno del “tajo cortado” deparó pruebas de escalada espectaculares

Durante toda la jornada del sábado, 22 de septiembre, nuestro término municipal fue el escenario natural para las distintas pruebas del primer raid “Villa de Rute”. El origen y los objetivos eran distintos del que lleva por nombre “Sierra de Rute”. Éste surgió por iniciativa de la asociación Anya, cuenta ya con dos ediciones y es puntuable para la Liga Andaluza. La última cita, en cambio, ha estado promovida por la empresa GR7 Aventura, aunque en la organización también ha participado Anya. GR7 se ha ocupado de la financiación, como empresa promotora, mientras que la asociación se ha encargado de la parte logística y el diseño de las pruebas. El evento ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Rute y la Diputación Provincial, así como con el respaldo de varias casas patrocinadoras. Sandra Trujillo, gerente de GR7, confirmó que el raid llegaba a raíz del éxito de las dos citas anteriores organizadas por Anya. Trujillo no oculta que, como empresa, han de organizar una prueba que resulte “rentable sin que pierda atractivo”. Ello ha sido posible ajustando al máximo los costes y gracias a las entidades colaboradoras. El resto de la financiación se ha completado con las cuotas de los inscritos.

Como todo raid que se precie, la jornada incluyó pruebas de BTT, carrera a pie, de orientación espacial y urbana, tiro con arco, trekking de montaña o pruebas de equilibrio. También hubo rafting en el puente de La Hoz y otras pruebas en el agua y un circuito de cuerdas en el entorno del “tajo cortado”. La prueba ha contado con un total de 72 participantes, repartidos en la mitad de equipos. Es decir, cada equipo estaba compuesto por dos integrantes, a las que había que sumar las encargadas de la asistencia. Aparte de los competidores y sus asistentes, la cifra de personas que se han involucrado en el raid se completa con la colaboración de unos 35 voluntarios. De los 36 conjuntos, justo la mitad eran de Rute. Los otros 18 procedían de provincias como Granada o Málaga. El grueso de los equipos, 26, han competido en la categoría de Aventura, de más nivel y con unos 61 kilómetros, y los otros diez lo han hecho en Promoción, que comprendía unos 37 kilómetros.

Entre los participantes en Aventura, estaban unos habituales de los otros raids celebrados en Rute. En realidad, el equipo conocido como “los Sherpas” de Granada es un referente a nivel andaluz. Sus miembros obtuvieron el mejor tiempo global. Sin embargo, optaron voluntariamente por retirarse de la clasificación final de cara a fomentar y premiar la participación local. En este apartado, el primer puesto correspondió al equipo formado por Antoni Miguel Cantos y José Antonio Puerto. Su actuación a lo largo de la jornada fue sencillamente impecable. En cuanto a la categoría de Promoción, la mejor actuación fue la del equipo integrado por Francisco López y José Antonio Jiménez.

Si en el aspecto participativo, todo salió a pedir de boca, el gran revés vino en el retraso acumulado en los cinco sectores que comprendía el raid. Los organizadores señalan el calor impropio de la entrada del otoño, con temperaturas de hasta 38 grados en algún momento, como el principal condicionante. En mayor o menor medida, afectó a todos los que tomaron la salida a media mañana en el Paseo Francisco Salto, tras la concentración y el briefing. Hubo mucha gente que a las primeras de cambio ya se hallaba deshidratada, con el agravante de que no se había previsto una zona específica de avituallamiento.
Lo cierto es que, apenas terminado el score urbano, la carrera ya se rompió en la segunda sección, en la zona de “la presa de don Alfredo”. A partir de ahí, se acumularon los retrasos y los corredores cada vez llegaban más distanciados y dispersos al resto de sectores. De esta forma, con objeto de cumplir la hora prevista de cierre, sobre las siete y media de la tarde, se optó por suspender la última sección. Esta última fase afectaba a la categoría de Aventura. Tras completar todos los participantes la prueba de patines en el Poblado del Pantano, los equipos de Aventura debían en principio regresar hasta Rute, con un corredor a pie y otro en bicicleta. Pero finalmente no tuvieron que realizar ese tramo.

A pesar de este contratiempo, el raid deja muchas otras lecturas positivas. Manuel Arévalo, colaborador de Anya, entiende que en todo raid hay que tomar “decisiones sobre la marcha”. Lo primordial es velar por la seguridad de la gente “y no meter más presión con tal de llegar en un tiempo establecido”. De hecho, no hubo que lamentar ningún tipo de accidente o lesión. Sí hubo roturas de bicicletas. Le ocurrió, por ejemplo, al concejal de Deportes, Manuel Sánchez. Por tanto, como participante, su valoración del raid es negativa, ya que no pudo terminarlo. Sin embargo, destaca la amplia participación y un aspecto que habla a las claras de las posibilidades del entorno natural de Rute. No deja de sorprender que ninguna prueba se desarrollara en la Sierra. En consecuencia, Sánchez admite que apenas conocía alguno de los parajes que tuvo que atravesar.

Según Manuel Arévalo, se había intentado precisamente añadir “una parte de incógnita” al propio entorno. Sólo quienes hubieran leído “con cierta rigurosidad” el boletín técnico 2, previo a la carrera, se habían percatado. A priori, “por la dureza”, todo el mundo esperaría que la mayor parte del raid discurriera por la Sierra. Por el contrario, se apostó por la orientación ente el olivar “y ahí es donde se ha roto la carrera”. En su opinión, al menos la gente de Rute acaba conociendo la Sierra. Cambiarla por el campo obliga a navegar y buscar la mejor orientación. Esto a su vez implica “perderse o sacrificar”. En cualquier caso, Arévalo concluye que un raid es una prueba con tantas variables que es “muy difícil” que todo salga perfecto; más aún teniendo en cuenta que no ha sido elaborado por profesionales, sino aficionados “que se han esforzado para que salga lo mejor posible”. Lo importante es asumir los errores “y aprender de la experiencia”.

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