El concurso de cruces y la procesión de la Virgen de la Sangre pusieron colofón a las fiestas del Día de la Cruz en Rute

La procesión de la Virgen de la Sangre y la cruz ganadora de esta edición

La procesión de la Virgen de la Sangre y la cruz ganadora de esta edición

Mayo se estrenó en Rute con el día grande de la Vera Cruz. El concurso de cruces y la procesión del día 1 fueron los momentos centrales. Pero junto a ellos, un año más se reeditó esa mezcla de tradiciones donde tiene cabida lo religioso, lo lúdico y lo cultural. Coincidiendo con el día del libro, se presentaba el último poemario de Francisco Ruiz Caballero, “Al sur de la Subbética”. Por la vinculación del autor con la cofradía y por la propia tendencia de ésta a apostar por los actos culturales, la presentación se trasladó a la casa de hermandad. Una semana antes, se habían clausurado los juegos florales y la coral polifónica Bel Canto de Rute había ofrecido un concierto en la ermita de la Vera Cruz. Con ese contenido tan heterogéneo, no extraña que la mesa de regalos o la carrera de cintas combinen sin rechinar en este programa de fiestas.

El concurso de cruces es un buen ejemplo de esa mezcolanza. Se da la mano el carácter religioso que implica la propia cruz, la seña de identidad de los patios andaluces y la explosión de color de las flores en mayo. Y por encima de todo, la cruz es un punto de encuentro, para compartir una copa o una conversación. Así lo ve Juan Francisco González, secretario de la cofradía. Recordando que la cruz es “el símbolo de los cristianos”, cree que representa “el mejor sitio para reencontrarse con los amigos o los familiares para los que muchas veces no hay tiempo”.

Lejos de decaer, este concurso mantiene su pujanza. Dieciséis cruces se han presentado este año, entre infantil y adultos, con novedades como la de la Agrupación Nuestra Señora del Carmen. En la categoría infantil, el primer premio ha sido para el grupo de confirmación del instituto, con una cruz elaborada con palillos de pan. Respecto a los adultos, la ganadora ha sido toda una institución: la que elaboran los vecinos de la plaza Pablo Picasso. Lo llevan haciendo ininterrumpidamente desde 1990. Por eso, al margen del premio, coincidiendo con este vigésimo aniversario los miembros de la cofradía entregaron un diploma de recuerdo a sus responsables.

Y tras el concurso de cruces, llegó la procesión. Este año, sí, con un tiempo más que primaveral. Si en 2009 el viento había deslucido el desfile, en esta ocasión la comitiva hizo valer un itinerario que recorre prácticamente todos los recovecos del barrio de la Vera Cruz. El susto se produjo cuando el trono de la Santa Cruz entró en la calle Sagasta. La cruz se desencajó del pedestal al engancharse con un cable del tendido eléctrico. Tras recomponer el trono, y a la vista de que el cable suelto podía seguir causando problemas, se optó por que la comitiva no siguiera por esta calle.

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