Dos jugadores de Rute despuntan en la Primera Andaluza con el equipo cadete de Montilla

Fernández y Rovira (segundo y quinto,  respectivamente, desde la izquierda en la fila de arriba) son fijos en el  “once” titular montillano

Fernández y Rovira (segundo y quinto, respectivamente, desde la izquierda en la fila de arriba) son fijos en el “once” titular montillano

La cantera del Rute Calidad continúa llamando la atención de clubes más poderosos económicamente. No es la primera vez que los ojeadores de la capital o de otros equipos de la provincia fijan la vista en las categorías inferiores ruteñas. Los últimos en ser reclamados desde fuera de Rute han sido dos chicos del equipo cadete: Francisco Rovira y Francisco Fernández. Ambos tienen la misma edad, 15 años, y ambos han ingresado en las filas del mismo club, el Apedem Montilla. Además, al menos en el caso de Rovira su trayectoria no es flor de un día. Hace dos temporadas ya militó en el Séneca de la capital. Entonces jugó en la que ha sido su demarcación habitual, en el centro de la defensa. Esta temporada, en cambio, el técnico montillano quiere aprovechar su altura para los remates y lo ha reubicado alguna vez en la delantera. Con Fernández no se ha dado tal cambio. Según recuerda, salvo alguna incursión esporádica como atacante en sus comienzos, siempre ha jugado en la defensa, como lateral derecho.

El contacto se produjo a través de un amigo de Rovira que ya estaba en el Apedem. Fue el pasado verano cuando lo llamaron para que se incorporara a la disciplina del club montillano. Casi de la mano iría Fernández, quien, después de probar tres semanas en julio, convenció al entrenador para quedarse en la pretemporada de agosto hasta la decisión definitiva de jugar también este año en la Primera Andaluza. El equipo está recién ascendido a esta categoría. Por tanto, el objetivo es la permanencia. No hay que olvidar que se miden a rivales de la talla del Real Betis, el Sevilla C.F. o el Cádiz. Hasta el momento, el conjunto que más ha deslumbrado a los dos ha sido el sevillista.

El salto cualitativo se nota en todos los aspectos. Por primera vez no se les habla sólo de formación  y de crecimiento como jugadores. Eso ha de ir acompañado de resultados. Según Fernández, ahora tienen un objetivo deportivo, que el entrenador les recuerda: mantener la categoría “como sea”. También notan el cambio en los entrenamientos. No es que tengan más sesiones: son tres por semana, de unas dos horas cada una. Pero sí son entrenamientos “más duros”, tanto en lo táctico como sobre todo en lo físico. Por supuesto, de cara a los partidos hay que estar en muy buena forma, reconoce Rovira.

Esa exigencia les dificulta el día a día para compaginar los estudios con los entrenamientos. Cada vez que van a Montilla les supone, entre la sesión y el viaje de ida y vuelta, unas cuatro horas. Vuelven a Rute sobre las diez de la noche. Así pues, el poco tiempo que puedan estudiar ha de ser antes de las seis de la tarde. A ello hay que sumar los días de partido. En cuanto a los viajes, se turnan tres padres, los de ellos y el de otro chico de Benamejí, para llevarlos y traerlos un día cada uno. Por ahora, según dicen, los progenitores se lo toman bien porque están progresando como jugadores.

No se obsesionan con cuánto tiempo pueden durar esto. De momento, el entrenador cuenta con ellos, “afortunadamente”, en palabras de Fernández. Son fijos en las alineaciones y no piensan en qué pasará el año que viene. Rovira lo tiene muy claro: “No hay que pensar mucho en el futuro”. Quieren disfrutar del presente y lo que haya de venir “ya se verá sobre la marcha”.

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