Dolores López rememora vivencias y recuerdos carmelitanos en su pregón de las Fiestas Patronales de Rute

Dolores López repasó con emoción toda una  vida vinculada a la Virgen del Carmen

Dolores López repasó con emoción toda una vida vinculada a la Virgen del Carmen

Dolores López fue presentada por Javier Reina, que afrontó una tarea múltiple: la propia de presentador y su condición de hijo de la pregonera. Javier recordó cómo, en cierto modo, madre e hijo se habían animado para sus respectivos papeles: si él le despejó las dudas de que estaba totalmente capacitada para tal misión, ella quiso tener la certeza de que contaría con un presentador plenamente fiable, él mismo. Dio las gracias a su madre por esa confianza, por haber ejercido de madre, y también de padre, cuando él y sus hermanos se quedaron huérfanos. Como bien dijo, la fe permitió a Dolores “sacar adelante a una familia tras la trágica pérdida del referente paterno”. Era una noche alegre y festiva, pero Javier quiso ser “justo” con alguien “que está y estará siempre presente”.

A continuación, el presentador dio el relevo a su madre  y quien se situó ante el atril fue Dolores López. La pregonera devolvió las gracias a su hijo por haberle abierto la imagen real que tiene de ella. López insistió en que el hecho de ser pregonera era algo que la sobrepasaba, y si había aceptado era justo por el amor que le profesa a la Virgen del Carmen. Ante la Virgen, “con un nudo en la garganta”, Dolores López se postraba dispuesta a rememorar todos los momentos que ha vivido como carmelitana. A lo largo del tiempo ha habido “inquietudes, ansiedades, tristezas”, pero también “momentos de euforia y sueños”. En definitiva, “todo” lo que lleva vivido ha sido junto a su Virgen del Carmen. La pregonera aseguró que la Virgen siempre le ha echado un cable, “aun cuando ese cable no sea tangible”.

Más allá de su devoción y del carácter religioso, Loli López apeló a lo que significan estos días para Rute. Para ello, puso un ejemplo elocuente: cómo la gente organiza sus vacaciones para estar aquí en estas fechas. Hasta quienes viven fuera pero sienten cerca su pueblo natal, buscan una escapada para reencontrarse con sus raíces. La razón, según la pregonera, es que no se trata de un sentimiento que suba o baje como la espuma, “sino fuerte como una roca”. Para reforzar esa cercanía, asegura que no hay nada como estar de cerca junto a la Virgen: “Sumergirse en sus maravillosos ojos significa navegar hacia tu propia paz interior, y si estás en paz contigo mismo estás en paz con los demás”. No había prometido alardes literarios, pero cuando adaptó a verso rimado esa reflexión, López arrancó la primera ovación unánime de la noche.

Aparte de su devoción, hizo un repaso por su participación en diferentes juntas de Gobierno de la archicofradía. No tanto por el papel que ella haya representado, sino por la oportunidad que le ha brindado para conocer a magníficas personas con las que ha tenido ocasión de trabajar y forjar una estrecha amistad. En especial, quiso recordar a algunos que ya no están, como Antonio Rabasco o Francisco Henares. Gracias a gente así, “con su tesón y su buen hacer”, fueron colocados los cimientos del fervor hacia la Virgen, ese fervor que “como obligación  moral” se trasmite de generación en generación”. Es una devoción tan intensa, dijo, pidiendo que no se tergiversaran sus palabras, que no se alcanza en otras advocaciones. Simplemente, como recordó citando al padre Ruano, la del Carmelo, resume y aúna todas las demás advocaciones.

Y así fue repasando acontecimientos que ha tenido la fortuna de vivir en primera persona. Algunos que se repiten cada año, aunque siempre se vivan de forma distinta. Otros excepcionales, como la salida matinal de la Virgen del Carmen, o aquel 15 de agosto en que la procesión no pudo salir por la lluvia. Fue “durísimo” aplazar la salida un día a la espera de que el aguacero diera una tregua, pero al mismo tiempo reconfortaba ver cómo el día 16 las calles de Rute estaban más llenas que nunca. Es, según sus palabras, una prueba más del fervor que aglutina la Virgen del Carmen, como lo es también el inmenso número de mujeres de Rute que llevan su nombre. Un fervor que se resume en la fe y que se manifiesta desde la intimidad personal hasta la explosión musical que representan los cantos de los Hermanos de la Aurora. Ahí está el encanto que quiso plasmar la pregonera. Ella lo sabe muy bien y así, con esa sencillez, lo resumió en su despedida: “Ya se pasó el día del Carmen, a comenzar de nuevo para el próximo año”. Nada más y nada menos.

Concluido el pregón, la comitiva se trasladó hasta el Paseo Francisco Salto. Allí se procedió a la coronación de Carmen María Sánchez como reina de estas fiestas. Fue el alcalde Antonio Ruiz el encargado de colocarle la corona, mientras que el presidente de la archicofradía, Francisco Caballero, le impuso la banda de carmelitana mayor de este año. Acto seguido, Carmen María hizo lo propio, imponiendo las respectivas bandas a sus damas de honor, ayudada por los hermanos mayores, Eva Trujillo y Ricardo Carreño. Este acto terminó con la entrega de sendas placas de recuerdo a la pregonera y a su presentador. La velada se prolongaría más abajo, en el Parque Nuestra Señora del Carmen, con la cena de hermandad y una actuación musical patrocinada por el área de Festejos.

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