Ángeles Mora pone banda sonora a su poética

  • Su antología “Canciones inaudibles” presenta en un original “librisco” las músicas que la han inspirado o a las que ha aludido en sus poemas

 

Una chispa salta cuando Ángeles Mora viene a Rute. La Hija Predilecta de la Villa vive una segunda juventud con su pueblo natal y a sus seguidores les complace que vuelva con un libro bajo el brazo. El que acaba de presentar, “Canciones inaudibles”, es algo más. Es un “librisco” con el que la editorial Allanamiento de Mirada y su responsable, Francisco Espínola, inauguran la colección “Verseller”. El nombre regala un poemario y un doble CD. La parte escrita, “la que se lee”, recuerda ella, ofrece una antología poética que remite a los dos discos: música presente en su obra y en su vida. Hay otro guiño a Cortázar y “Rayuela” al invertir el orden de los discos en la caja-libro.

  • Con este libro la editorial Allanamiento de Mirada inaugura la colección “Verseller”, de versos y música

Su compañero de generación literaria, Luis García Montero escribió, citando a su vez a Meléndez Valdés: “El invierno es el tiempo de la meditación”. Ángeles Mora aporta calor y reflexión en una noche fría de viernes. Lo adivinaba la concejala de Cultura, Ana Lazo, conductora del acto, que pronosticó que este libro “no se olvida”. Lo había intuido cuando la poeta se lo mostró a ella y al alcalde en los días de la Coronación Canónica. Antonio Ruiz lo certificó al definirlo como “una auténtica joya y a la vez una rareza”. A él le ha servido para sosegar el ritmo “frenético” de la campaña electoral. Su lectura entre mítines le aportó “unas pausas que someten el tiempo a otra dimensión”.

Otro poeta ruteño, el profesor Francisco David Ruiz, sentenció que presentar a una amiga y una maestra “nunca es una obligación”. Recordando al marido de Ángeles, el fallecido Juan Carlos Rodríguez, aseguró que a través de la música “uno encuentra su raíz histórica”, en este caso la de nuestra paisana. Está convencido de que la ganadora de  premios como el de la Crítica o el Nacional de Poesía, conserva “justo al lado del estante de lo emocional”, el título de Hija Predilecta. También el editor describió la poesía de Ángeles Mora como “el efecto mariposa de la emoción”. Espínola evocó un proverbio persa (“La palabra siembra, el silencio recoge”) para concluir que la poesía, con su equilibrio de palabras y silencios, “tiene efecto curativo”. Y Ángeles Mora había vuelto a su pueblo, entrando por la puerta del invierno, “a recetar unos poemas”.

Quedaba escuchar a Ángeles, rodeada de sus musas y sus músicas. Nina Simone, Tony Bennett, Audrey Herpburn, Brahms o los Rolling Stones acompañaron los textos. La ruteña ha reinventado su propia poética bañándola en la música que la influyó. Es una nueva Ángeles Mora y a la vez la Ángeles Mora de siempre. Los surcos que recrean con primor los antiguos vinilos no han agrietado sus ideas. Las páginas de “Canciones inaudibles” custodian su inquietud por el paso del tiempo, sus paisajes emocionales, su rebeldía contra las desigualdades o su defensa de la mujer. Son señas de identidad de una obra personal y única, que, en efecto, se ha reencontrado con su raíz histórica.

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